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¿Qué ocurre si en vez de 1 niño vienen 2, 3 o incluso 4?

¿Qué ocurre si en vez de 1 niño vienen 2, 3 o incluso 4?

Si el quedarse embarazada conlleva una gran responsabilidad por el hecho de tener un niño y cuidarlo, imagínate cuando el médico te anuncia que no estás esperando un bebé, sino gemelos, trillizos o cuatrillizos. La locura y los problemas se multiplican por 2, 3 ó 4. Aún así, merece la pena, porque la alegría y la felicidad también se multiplican. Así nos lo demuestran Esther y Federico, y Alfredo y Marita

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Partos múltiples

En España, en los últimos 8 años, los partos múltiples han aumentado un 70%, debido a las técnicas de reproducción asistida. Según la Asociación Española de Pediatría la tasa de gemelos en las técnicas de reproducción está alrededor de un 30-35%. Para los médicos, los embarazos múltiples siempre suponen un mayor riesgo, por lo que la noticia nunca es totalmente de su agrado.

Así lo explica el Dr. Juan José Vidal Peláez, Jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Ruber Internacional. Para él, cada vez que se presenta un embarazo múltiple, asume que éste puede traer consigo más problemas: mayor riesgo de abortos, náuseas y vómitos más comunes y graves, mayor índice de anemias, y sobre todo, la prematuridad, ya que casi ningún embarazo múltiple llega a término. A partir del tercer trimestre de embarazo, todas las mujeres embarazadas de más de un niño son dadas de baja y se les empieza a medicar corticoides para acelerar el desarrollo pulmonar, medicamentos para evitar las contracciones…No obstante, el Dr. Vidal también reconoce que cuando se logra que los partos múltiples lleguen a buen fin, la felicidad también se duplica o triplica.


¿Qué influye para tener un embarazo múltiple?

En un tanto por ciento muy elevado, la aparición de un embarazo múltiple se debe a un gen que posee la mujer y que predispone a una doble ovulación. Sin embargo, también hay familias sin ningún caso de mellizos, donde inesperadamente nacen dos bebés dicigóticos. ¿Cómo se puede explicar? Hay varias causas:

- A mayor edad la mujer tiene más probabilidad de una doble ovulación. Es como si el cuerpo quisiera darse prisa; sobre todo entre los 30 y 35 años.

- Después de tomar la píldora anticonceptiva durante unos años, hay más probabilidad de tener gemelos (tanto monocigóticos como dicigóticos). No se sabe el porqué, ni está confirmado científicamente, pero los numerosos casos de mujeres que confirman haber quedado embarazadas de dos bebés a la vez tras tomar la píldora, hacen suponer esta relación

- Si la mujer ha tenido varios partos anteriores, la posibilidad de tener mellizos aumenta.  -Los tratamientos de fertilidad también incrementan la probabilidad de tener mellizos o gemelos.
 

 

De repente… ¡trillizos!

La historia de Esther y Federico sorprende tanto por la cantidad –nada menos que tres niños a la vez- como por las dificultades que se encontraron tanto en la fecundación como durante la gestación y el parto.

Se conocieron en 1990 y 8 años después se casaron. Desde el principio supieron que querían formar una familia y buscaron su primer hijo. Pronto se dieron cuenta de que tendrían dificultades para concebir, y consultaron a un médico. La respuesta les dejó sin habla: si querían un niño, tendrían que recurrir a la inseminación artificial. Empezaron el tratamiento hormonal en una clínica privada y tras 2 años muy duros, comenzaron las inseminaciones. Después de varios intentos, decidieron dejarlo por un tiempo, hasta que les llamaron de la Seguridad Social.

Allí les propusieron un método más acorde con su problema de infertilidad: la fecundación in vitro. Comenzaron un proceso muy lento y largo. Tras una primera implantación fallida, por fin, en mayo de 2004 lograron su sueño: ¡Esther estaba embarazada! Habían tardado más de 5 años y habían sufrido muchísimo durante todo ese tiempo, pero por fin habían logrado lo que tanto deseaban.

Las primeras pruebas del ginecólogo ya mostraron algo raro, lo que supuso una primera desilusión. Pero las siguientes confirmaron lo que el médico sospechaba, no había una sola bolsa, sino tres. Sintieron una gran alegría, ya que pasaron de no tener hijos a tener familia numerosa. A partir de ese momento comenzó la baja durante todo el embarazo.

Todo fue bien hasta la semana 23ª: un niño había roto su bolsa. Era muy pronto para nacer. En este momento no tendrían posibilidades de vivir, así que había que aguantar el mayor tiempo posible para que crecieran y tuviesen más posibilidades de sobrevivir.

Esther pasó semanas ingresada en el hospital. El 16 de octubre se puso de parto y tuvieron que practicarle una cesárea, a pesar de que los niños aún eran muy pequeños. Nacieron el 17 de octubre de 2004, a las 2:30 de la madrugada. Demasiado pronto. Los médicos dijeron que las primeras horas eran cruciales. Ellos siempre habían sido claros: el niño no podía terminar de formar sus órganos sin líquido en la bolsa. Si lo conseguía, sería con muchos problemas. Pero lo primero que la doctora les dijo fue: "Tus hijos están bien. Son muy pequeñitos, tendrán que pasar tiempo en la incubadora, pero, de momento, están bien". Esther, casi con miedo, preguntó: "¿Los tres?". Y ella contestó que sí, que los tres estaban bien. Que las primeras horas eran definitivas, pero los tres respiraban, vivían. Eran bebés en miniatura. Irene pesó 1.070 g, Beatriz, 990 g y Federico 810 g. Muy pequeños, pero completamente formados.

A los 4 días le dieron el alta a Esther, que continuó yendo al hospital día tras día para cuidar a sus bebés. Durante la estancia en el hospital pasaron muchos días malos, infecciones, no ganaban peso… hasta que los fueron trasladando a la unidad de cuidados medios y por fin, 2 meses después, Irene era dada de alta. 11 días después llegaba a casa Beatriz, pero tuvo anemia y volvió a ser ingresada. Por fin, como en un sueño, el 12 de enero los cinco entraban en casa, casi tres meses después de que Esther se pusiera de parto. Había sido toda una odisea, pero el final no podía ser más feliz.
 

 

"En el vientre materno: gemelos, trillizos y cuatrillizos”

El 4 de febrero se estrenó en Nacional Geographic Channel este documental dedicado al desarrollo y evolución de los bebés dentro del vientre materno, esta vez dedicado a los partos múltiples. Los equipos de National Geographic han utilizado la tecnología más avanzada, imágenes en 4-D generadas a través de ultrasonidos, así como imágenes generadas por ordenador y modelos, que ilustran las diferentes etapas de gestación de los fetos.

El documental sigue la historia de tres madres embarazadas desde el momento de la concepción hasta el parto. Una de ellas embarazada de gemelos idénticos, otra de trillizos concebidos en días distintos y otra de cuatrillizos univitelinos; concebidos de manera natural en los tres casos.

La película nos muestra cómo los fetos empiezan a interactuar: cómo se empujan, dan patadas e incluso parece que juegan y se besan. Los hermanos compiten por la comida y por el espacio, pero al tiempo establecen los cimientos de una vida de cariño, apoyo y compañerismo. Es en este periodo cuando los gemelos refuerzan sus lazos e inician pautas de comportamiento que les definirán para el resto de sus vidas. Según los investigadores, este comportamiento, “agresivo” o “pasivo”, puede continuar después del nacimiento y determinar las relaciones entre los gemelos en años futuros.
 

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El síndrome del gemelo desaparecido

Los escáneres de ultrasonidos también revelan un extraordinario acontecimiento: el momento en el que dos fetos continúan desarrollándose mientras desaparece un tercero, absorbido por el útero materno. Este fenómeno, llamado síndrome del gemelo desaparecido es, para algunos científicos, más frecuente de lo que se piensa y apuntan también a que algunos zurdos pueden ser la “mitad superviviente” de una pareja de gemelos que nunca llegó a materializarse.
 

 

Cuando el día a día es una locura

Alfredo y Marita ya tenían una hija de poco más de un año cuando se enteraron de que esperaban mellizas. A Alfredo la noticia le cogió por sorpresa, le entraron sudores e incluso necesitó sentarse para hacerse a la idea de lo que le estaba diciendo el médico. Marita se lo tomó con más tranquilidad, en ese momento no fue consciente de los problemas de cuidar 3 niñas tan pequeñas, sólo pensó que era muy bonito tener de repente familia numerosa. El embarazo fue peor que el de su primera hija, Marina, ya que tuvo que estar 3 meses de reposo nada más empezar la gestación, y en la recta final del embarazo se sentía fatal, no podía respirar, ni comer, y de nuevo tuvo que permanecer en reposo. No pudo disfrutar de lo maravilloso del embarazo.

Así que en la semana 37ª pidió al médico que le provocara el parto, porque ya no podía más. Aunque el embarazo había sido más duro, el parto fue mucho mejor y más fácil que el de Marina. Fue parto natural, no hubo necesidad de practicar cesárea. Alfredo pudo estar presente en el parto y ayudar en lo posible. Así nacieron Ana e Irene, con 4 minutos de diferencia. Irene pesaba más de 2 kilos. Ana era más pequeña y fue necesario que pasara 10 días en la incubadora antes de ir a casa con sus padres y sus hermanas.

Y lo peor llegó cuando ya estaban los 5 en casa. Los primeros días fue un total descontrol. Había que dar de comer a las niñas muy a menudo, cambiarles los pañales 7 u 8 veces al día… Además tuvieron cólicos y lloraban mucho. Lo bueno es que ya habían enseñado a Marina a ir al baño, con lo que era una menos a la que cambiar. Pero poco a poco se fueron acostumbrando y organizaron una rutina para cada actividad: los baños, la cena, la hora de irse a la cama, de levantarse… todo se repite cada día a la misma hora y en el mismo turno. Se reparten las tareas entre los dos y cada uno se ocupa de una de las niñas. Además, cuentan con la inestimable ayuda de las abuelas. Ellas recogen a las mellizas en la guardería y a Marina en el colegio, y se quedan con ellas hasta que los padres vuelven a casa del trabajo.

Para ellos, el momento más complicado del día es la hora que transcurre entre el baño y la cena, porque ya están cansadas, inquietas, no paran de llorar y de moverse… Es “la hora bruja”, como dice Marita. A veces, incluso, baja la madre de Marita, que vive en el piso de arriba, para ayudarles con una de las niñas en este rato. También cuentan con la ayuda de una asistenta que viene un par de horas a la semana para limpiar la casa, planchar… tareas para las que apenas les queda tiempo a Alfredo y Marita.

Ambos reconocen que la economía doméstica lo ha notado mucho. Aunque han pedido todas las ayudas que se conceden, tanto por parto múltiple como por familia numerosa, los gastos superan con creces las aportaciones económicas que otorgan las Administraciones Públicas. El peor momento fue al nacer, porque tuvieron que cambiar de coche y comprarse un monovolumen muy especial en el que cupieran las tres sillas, lo que les costó bastante encontrar y, obviamente, fue un coche bastante caro. Así que han tenido que renunciar a ciertos caprichos, aunque como ya no saben lo que es tener tiempo libre para ellos solos, no lo notan en exceso.

Aunque son mellizas, sus caracteres son diferentes. Irene es más independiente y rebelde, es la más pegona. A veces se pelean, sobre todo cuando las tres quieren una misma cosa, pero también se defienden si algún otro niño las ataca, se quieren mucho y cuidan de la que se pone enferma o se hace daño. Para sus padres, verlas a las tres juntas recompensa todas las noches en vela, las preocupaciones, el tiempo libre perdido, los líos y las prisas.

 

 


Fuente:

Dr. Juan José Vidal Peláez, Jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Ruber Internacional.

“En el vientre materno: gemelos, trillizos y cuatrillizos”, de National Geographic Channel.

Esther Álvarez, madre de Irene, Beatriz y Federico, creadora de la página web: www.trillizos.net.

Alfredo Fuentetaja y Maria del Mar Municio, padres de Marina, Ana e Irene.

Fecha de actualización: 16-05-2020

Redacción: Irene García

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