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Depresión en el embarazo

Depresión en el embarazo

Actualmente 1 de cada 5 mujeres embarazadas sufre depresión. Es un problema más común de lo que a priori se piensa y en gran parte de los casos se inicia incluso antes de comenzar la gestación. Tratar los síntomas con antelación evitaría cualquier tipo de mal mayor sobre la madre o el bebé. Los cambios hormonales son los causantes del 20% de casos diagnosticados. Es así porque afectan de manera directa a los neurotransmisores, químicos del cerebro que regulan el humor.

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¿Qué provoca la depresión en el embarazo?

La depresión no se inicia sólo por factores biológicos que afecten a la mujer (como la revolución hormonal durante los meses de embarazo), una serie de condicionantes sociales como el entorno que nos rodea o problemas psicológicos previos pueden ser dos de los más habituales desencadenantes.

Otros puntos de partida para estudiar el desarrollo de esta enfermedad podrían ser: problemas previos con el aspecto físico de la mujer, problemas de salud, vivir una situación de pareja inestable, temor al cambio de vida, pérdida de algún hijo anterior, antecedentes familiares de depresión…

Suele ocurrir en etapas tempranas del embarazo, normalmente en el primer trimestre y sobre la semana 6ª y 10ª ya que es cuando habitualmente te percatas de que estás embarazada. Afrontar esta maravillosa noticia no siempre puede resultar fácil y aún menos cuando no estaba dentro de tus planes ser mamá, ya sea por asuntos laborales o de otras índoles.

En la última etapa del embarazo (durante el tercer trimestre) el cuerpo se prepara para afrontar un hecho sorprendente y duro como es el parto. Dar a luz asusta, pero si lo hace más de la cuenta puede provocar un estado anímico de tristeza e incluso de depresión.

La depresión persistente durante el embarazo predispone a la mujer a padecer depresión posparto.  El vínculo materno – filial es el vehículo por el que la mamá hace partícipe a su bebé de su estado de ánimo. Si la interacción entre ambos es negativa se producirá un evidente déficit afectivo y los lloros del niño tras el nacimiento no serán de tristeza, sino más bien por apatía y falta de iniciativa.
 

Signos externos de la depresión

Es difícil diagnosticar este problema porque muchos de los síntomas son comunes a cualquier embarazo normal; la pérdida de energía propia de la depresión se puede confundir con anemia provocada por la gestación, por ganar excesivo peso, por tener problemas a la hora de conciliar el sueño…

Debes preocuparte cuando te notes, o te noten, varios de los siguientes síntomas que evidenciarían un estado preocupante:

- Insomnio o exceso de sueño. Existen dificultades para quedarse dormida o, por el contrario, deseos irrefrenables de dormir constantemente.

- Falta de interés hacia cualquier cosa que acontezca a tu alrededor.

- Culpabilidad por el cambio de vida que suscita la llegada de un bebé al mundo.

- Pérdida de energía, debilidad, apatía

- Problemas para llevar a cabo actividades que necesiten cierto nivel de concentración.

- Cambios en el apetito.

Las embarazadas que se encuentran en estas circunstancias suelen descuidar sus revisiones médicas, se alimentan de manera inadecuada e incluso fuman o beben poniendo en grave peligro la salud del niño. Los bebés crecen a un ritmo más lento de lo que se considera normal y el riesgo de parto prematuro aumenta.

Cabe hacer distinción entre dos tipos muy diferentes de procesos depresores:

1. Depresión mayor (grave): interfiere en la habilidad de las personas para trabajar, estudiar, comer, dormir, disfrutar de la vida… es habitual que aparezca más de una vez en la persona.

2. Distimia (leve): las consecuencias de padecerla se dan durante un largo periodo de tiempo, la persona puede hacer con normalidad sus funciones diarias pero a veces tiene dificultades para completarlas y puede derivar en una depresión mayor.
 

Riesgos de la depresión

Conviene someterse a un tratamiento antidepresivo en cuanto existan los primeros indicios de padecerla. De no ser así y al extenderse durante todo el proceso gestacional, tanto la mamá como el bebé, y el transcurso del embarazo y parto pueden complicarse de manera notoria innecesariamente.

La madre corre el riesgo de sufrir preeclampsia, aumento excesivo de peso, ingestión de sustancias poco saludables y beneficiosas como tabaco, alcohol u otro tipo de drogas y, en casos extremos, recurrir al suicidio.

La salud física y mental de la madre es muy importante. Su estado incide de manera directa en el adecuado desarrollo del bebé tanto dentro como fuera de la tripita. No hacerles partícipes de tu propia angustia e intentar siempre que el estado anímico sea bueno son sólo dos de los remedios naturales mejores para asegurar el bienestar del bebé.

El doctor Tolity Deave, del Centro de Salud para Adolescentes y Niños de la Universidad del Este de Inglaterra dijo que “lo más importante es que la depresión prenatal tiene un impacto negativo en el desarrollo cognitivo del bebé, incluso cuando la depresión posnatal ha sido tenida en cuenta”.

Un bebé nacido de una madre deprimida, además de correr el riesgo de ser prematuro, puede sufrir otras afecciones de tipo cognitivo.
 

Posibles problemas cognitivos tras el nacimiento

- Comienzan a caminar tardíamente.

- Empiezan a hablar con mayor retraso que otros niños.

- Problemas de sueño.

- Problemas para alimentarse de manera correcta.

Estos niños son fácilmente irritantes, poco activos y menos atentos que niños de su misma edad. A la larga, según afirma la revista Child Development, estos pequeños pueden ser notablemente más propensos a ser adolescentes violentos cuando alcancen los 16 años.
 

¿Cómo evitar la depresión en el embarazo?

Ante todo hay que procurar ser feliz y afrontar el embarazo de forma positiva. Sé consciente de que una personita va a llegar al mundo gracias a ti, que se va a parecer a ti, que imitará tus gestos, que aprenderá lo que tú le enseñes, te pedirá consejo…

Es muy importante que te rodees de personas que te quieren y que te puedan entender, que sepan que para ti no es, ni va a ser fácil, todos los cambios que supone una gestación. En el caso de tener pareja, habla con él, comparte tus preocupaciones y tus miedos, así será mucho más sencillo.

Habla con otras mujeres que estén embarazadas, escúchalas, aprende de otras experiencias. Lee libros, participa en foros de encuentro, etc. Procura estar relajada, el estrés no ayuda a dispersar las causas que provocan la depresión.

Empápate de las vitaminas del sol. La luz matutina alivia los estados de decaimiento anímico y te proporciona energía para afrontar los quehaceres del día.

Mantente entretenida. La tripa no impide que no puedas llevar una vida completamente normal, eso sí, evitando cualquier tipo de exceso.
 

¿Cuándo pedir ayuda profesional?

Si los consejos que te hemos dado anteriormente no han servido para que te sientas mejor, y los síntomas se extienden durante más de 15 días, lo mejor es que acudas a tu médico de cabecera o al obstetra para que te recomiende un buen psicólogo.

El tratamiento no natural al que se puede someter a una persona embarazada, deprimida, debe ser elegido con sumo cuidado para no dañar al feto ni causarle riesgo alguno.

Si realmente fuera necesario prescribir medicamentos debes saber que, hasta ahora, los más utilizados para esta patología no han provocado riesgo alguno para madre e hijo. El problema radica en elegirlos sin cuidado ya que algunos fármacos han sido asociados a posteriores rasgos en el bebé como son el bajo peso o la alta presión en la sangre que va a los pulmones.

 

¿Sabías que…?

Una de cada 10 mujeres sufre depresión durante el embarazo

Una de cada 8 mujeres sufre de depresión tras el nacimiento del bebé

 


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Ganar peso durante el embarazo, alrededor de unos 12 kilos, es parte intrínsica de la propia gestación. Con el fin de evitar problemas de salud tanto a la madre como al feto es preciso no superar los límites establecidos.

Fuente: Huggins-Cooper, Lynn (2005), Maravillosamente embarazada, Madrid, Ed, Nowtilus.

Fecha de actualización: 01-06-2020

Redacción: Almudena Villoslada

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