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Desgarros perineales en el parto

Desgarros perineales en el parto

Un desgarro perineal o estallido vaginal en el parto es una rotura en la piel o músculo del perineo (área entre la vagina y el ano). Existen diferentes grados de desgarros vaginales dependiendo de su gravedad, pero no hay que preocuparse pues con una buena preparación durante el embarazo se pueden prevenir en gran medida.

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Indice

 

¿Cuándo se producen los desgarros perineales?

Cuando el bebé pasa por el canal de parto puede provocar un desgarro en alguno de los músculos que componen el suelo pélvico. Las lesiones más comunes suelen darse en la zona perineal y pueden ir desde pequeños cortes hasta laceraciones profundas, como el desgarro de Emmet. Durante el nacimiento, los tejidos de esta zona deben estirarse y si la piel no está preparada, se puede sufrir este tipo de traumatismo.

Existen ciertas condiciones que aumentan las posibilidades de padecer un desgarro:

- Madres primerizas.

- Si en anteriores partos la madre ya ha sufridos desgarros de tercer o cuarto grado.

- Si el nacimiento se alarga demasiado.

- Cuando el bebé es demasiado grande.

- En partos asistidos con fórceps o ventosa.

- Si el parto ocurre muy rápido y los músculos no tienen tiempo para prepararse.

 

La gravedad de los desgarros y tratamiento

Según las zonas afectadas y la profundidad del corte, podemos encontrar cuatro grados dependiendo de la gravedad.

- Primer grado: la piel del perineo sufre un pequeño corte superficial. En raras ocasiones se necesita dar puntos, y la herida sana con facilidad causando molestias muy leves.

- Segundo grado: aquí la lesión ya afecta a parte del músculo de la región perineal, pero de manera superficial. Es el tipo de desgarro más común durante los partos. La herida ya precisa puntos de sutura que sanarán en dos o tres semanas.

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- Tercer grado: en este grado de traumatismo, toda la piel y los músculos que llegan hasta el esfínter anal se ven afectados.

- Cuarto grado: el desgarro abarca toda la zona perineal, esfínter anal y la pared del ano. Se trata de una lesión de gravedad por las posibilidades de infección. La recuperación es mucho más compleja y dolorosa pero es una afección poco frecuente.

El tratamiento de los desgarros vaginales depende del grado de los mismos. Las lesiones de primer y segundo grado suelen curarse solas en pocas semanas y no presentan mayores problemas. En cambio, en los casos más graves la recuperación suele ser mucho más compleja y duradera y las molestias mucho más intensas. En los dos últimos supuestos, es preciso dar puntos mientras la zona está anestesiada. Cualquier movimiento cotidiano como andar, tumbarse o ir al baño puede provocar muchos dolores.

Durante las primeras semanas será necesario que la madre guarde reposo mientras sigue las instrucciones del doctor: usar antiinflamatorios, poner compresas frías en la zona, una higiene cuidada y evitar las relaciones sexuales. También es importante llevar una dieta saludable para evitar el estreñimiento y en alguna ocasión, es necesario el uso de antibióticos.

 

Prevención para evitar los posibles desgarros

Es difícil saber si durante el parto se va a producir un desgarro o no, pero si se ejercita la zona las posibilidades pueden reducirse.

Gracias a la prevención de los desgarros, también se puede evitar en gran medida la episiotomía. Esta intervención consiste en una incisión en el suelo pélvico que se anticipa a un posible traumatismo espontáneo. Es una práctica bastante generalizada que en muchos casos no es necesaria, la tasa de desgarros naturales no es tan elevada y la episiotomía es, a veces, la propia causante de los mismos.

Para prevenir todo esto, se pueden poner en práctica una serie de trucos bastante eficaces que aunque no evitan los desgarros en su totalidad sí que pueden reducir la gravedad de los mismos:

Masajes perineales: masajear diariamente el periné con aceites íntimos ayuda a dar mayor elasticidad a los músculos de la zona.

- Se debe fortalecer la musculatura vaginal con ejercicios de contracción y relajación (ejercicios de Kegel). Es importante realizarlos todos los días.

- Durante la fase expulsiva, es bueno frenar un poco el momento de expulsión para que a los músculos les dé tiempo a prepararse y el niño no salga con demasiada fuerza.

- Algunas posiciones de parto son menos agresivas y ayudan a evitar daños en el suelo pélvico: parto en el agua, en cuclillas, de pie, o acostada de lado.

- El médico puede aplicar compresas tibias para aliviar el dolor y dar mayor elasticidad a los músculos.
 

¿Cómo recuperarme de un desgarro perineal?

Tu médico se va a encargar de proporcionarte las curas y el tratamiento más adecuado a tu caso. Esto dependerá de casa caso y de la gravedad del desgarro. Una vez estés en casa es probable que necesites ayuda durante la recuperación.

Algunas de las prácticas que te pueden ayudar a llevar mejor estos desgarros son:

Saber que es normal sentir dolor, molestias y tener la zona enrojecida o irritada. También puedes tener molestias o dolor durante las relaciones sexuales. Con un desgarro lo más seguro es que tu médico te haya practicado puntos de sutura, por lo que para la recuperación te podrá recetar un año (en el caso de los desgarros de tercer o cuarto grado).

- Para aliviar el dolor en la zona pueden ayudarte los baños tibios o los baños de asiento. Si tienes bañera puedes hacer sentadillas hundiendo las nalgas y las caderas en agua templada, no debe ser ni fría ni caliente, debe estar a tu gusto.

- En el caso de tener hemorroides, permanecer mucho tiempo sentada puede hacer que la zona se irrite. En este caso lo mejor es aplicar hielo envuelto en un paño o usar almohadillas empapadas con agua fría de hamamelis o infusión fría de manzanilla para calmar el dolor.

- Puede servirte de ayuda una botellita con agua temprana para rociarte la zona cuando vas al baño. El chorrillo de agua te limpiará y así evitarás el escozor provocado por la orina cuando entra en contacto con la piel.

- Aprovecha los momentos en los que estás sola en casa o con gente de confianza para ir desnuda de cintura para abajo. Airear la zona del peroné ayuda a calmarla y a la cicatrización.

- Cuando empieces a estar recuperada es ahora de empezar con los ejercicios de Kegel. Estos son una herramienta ideal a la hora de prevenir los desgarros, pero también para recuperare de ellos. Así también podrías tener un periné mucho más fortalecido si decides tener otro bebé.

- Hidrata el perineo durante el embarazo, así la zona ganará elasticidad y estará más protegida ante un posible desgarro perineal.


Fecha de actualización: 18-06-2020

Redacción: Irene García

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