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El bosquecillo de operaciones

Enviado por yennymedori

El bosquecillo de operaciones

Ahora son unos inquietos adolescentes en busca de las más divertidas aventuras

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Es muy temprano, como de costumbre Peter y Lowin se encuentran en su escondite de Secuoyas. Abren un mapa y el zorro le propuso al oso iniciar una divertida hazaña en los gallineros del granjero George. A Peter le encantaba asustar a las gallinas.

-         Lowin ¿qué te parece si ponemos a correr a las viejas gallinas del granero de George?

-         Está bien, acepto - dijo el oso-, pero con una condición.

-         ¿Cuál? -Preguntó el zorro-

-         Después de jugar nos vamos a la laguna a darnos un refrescante baño.

-         Trato hecho.

Enseguida Peter empezó a planear cómo entrarían al gallinero. Tomó una ramita y sobre la tierra comenzó a dibujar un mapa para explicarle a Lowin de qué manera trabajar en equipo para no dejar escapar a ninguna gallina y darles un buen susto.

-Yo soy más pequeño y delgado - señaló Peter- voy a entrar cuidadosamente al lugar donde duermen las gallinas. Y tú, como eres más grande y fuerte, te quedarás afuera esperando que las gallinas salgan. Justo en ese momento, empezamos a corretearlas por toda la granja –dijo el zorro-

El oso asintió. De inmediato pusieron su plan en marcha.

A la cuenta de tres, tanto Peter como Lowin se pusieron en acción. Al cabo de unos segundos, empezaron a salir las gallinas.

El zorro y el oso corrían de un lado a otro, cuidándose de no dejar escapar a ninguna gallina. Casi cumplían su misión, cuando repentinamente los sorprendió el granjero George.

George, un señor de aspecto mugriento, alto y un poco gruñón, se montó en su tractor y comenzó a corretear a Peter y a Lowin por toda la colina.

El viejo brabucón aceleró el destartalado tractor y -bam bam-, se escuchó un ruido ensordecedor.

La oxidada lata no soportó tanta velocidad y explotó. Entre una nube de humo negro, salió George con los cabellos de punta y la cara negra.

Aún más enfurecido, agarró un palo y hecho a correr tras Peter y Lowin, pero sus piernas no dieron para más. Esta vez cayó en una gran poza de charco y George se dio por vencido.

El zorro y el oso no podían creer lo fácil que fue escabullirse del granjero gruñón. Esta vez la suerte estuvo del lado de estos intrépidos animales.

-Peter, tus ideas siempre terminan metiéndonos en problemas. Pasamos un buen susto.

- Si, si, ya lo sé. Pero fue divertido, admítelo.

- Tienes razón.

Estos amigos inseparables dejaron escapar una larga carcajada.

De camino a la laguna, ya se encontraban planeando la aventura del siguiente día.

Peter y Lowin disfrutaban al máximo de los días de primavera, su estación del año preferida.

Y justo como habían acordado antes de iniciarse en la divertida persecución de las gallinas, se dirigieron hacia la laguna a darse un divertido y relajante baño.

 

FIN

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