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La jirafa, la elefanta y el lince

Enviado por mili12

La jirafa, la elefanta y el lince

En lo más recóndito de una selva africana vivían una admirada jirafa y una acomplejada elefanta

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La jirafa no tenía ningún problema de autoestima. Era esbelta y poseía un cuello largo y elegante donde lucía hermosos collares de una firma muy reconocida. Tenía manchas decorativas que parecían delicados tatuajes, y sus largas patas eran la envidia de todas las que la veían.

La elefanta, sin embargo, no se aguantaba a sí misma. Se veía gorda, no le gustaba el color de su piel ni sus anchas patas... en fin, que se pasaba el día lamentándose de su mala suerte y deseándo ser como la jirafa.

Cierto día, un lince que pasaba por allí cerca y oyó las lamentaciones de la elefanta, quiso aprovecharse de ella para hacer un buen negocio. Le dijo que él podía ayudarla a ser como la bella jirafa, pero realmente sólo quería sacarle el dinero.

 

Para empezar, el lince le puso una dieta muy estricta. La elefanta la siguió a rajatabla, pero la debilidad que le produjo fue tremenda en comparación con los pocos kilos que consiguió perder.

Por si eso fuera poco, el lince la sometió a una operación para intentar disminuir el grosor de sus patas. Por supuesto, sin ningún buen resultado.

Además hizo ejercicio sin control y comenzó a usar zapatos de tacones altísimos que le producían vértigo y dolor de espalda.

Un día, malhumorada por los malos resultados de sus esfuerzos físicos y monetario, iba dando un paseo con tan mala suerte que se dobló dos de sus patas partiéndose los tobillos.

El lince aprovechó para sacarle algo más de dinero y le mandó reposo absoluto.

En su cama, la elefanta tenía tiempo de sobra para meditar, y comenzó a pensar en lo que estaba haciéndo con su vida. Estaba maltratándose con una dieta peligrosa, se había sometido a una operación en la que había arriesgado su vida, y ahora estaba en cama por querer usar tacones altísimos.

En esos momentos, la elefanta se sentía aún más desgraciada que cuando comenzó este cuento.

Entonces, para distraerse un poco, encendió una radio que tenía al lado de su cama y escuchó una frase que cambió su vida:

-"LA FELICIDAD COMIENZA CUANDO UNO SE ACEPTA A SÍ MISMO TAL Y COMO ES"

La elefanta se dio cuenta de que ese había sido su verdadero problema desde el principio. De repente entendió algo tan sencillo como que ella no era una jirafa y que jamás lo sería.

Ella era una elefanta, y como tal, era muy hermosa.

Desde aquel día en adelante, la elefanta se miró con otros ojos, con ojos de elefanta y no de jirafa. Y cuando se miraba al espejo le gustaba lo que veía.

La jirafa, se hizo muy amiga de ella y le confesó que siempre le había gustado su elegante trompa.

Y en cuanto al lince, tuvo que cambiar de zona para ver si encontraba a alguien a quien sacarle el dinero.

Y colorín, colorado... este cuento se ha acabado.

FIN.

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