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Virus respiratorio sincitial (VRS), el "virus de los bebés"

Virus respiratorio sincitial (VRS), el

Las infecciones por el virus respiratorio sincitial (VRS) se disparan entre los meses de octubre y abril entre los niños menores de dos años
 

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Incidencia del "virus de los bebés"

Fiebre, tos, moqueo nasal, dificultad para respirar, pitidos en el pecho... No estamos hablando de los síntomas de un simple catarro, sino de las manifestaciones más habituales de la infección por el virus respiratorio sincitial (VRS), también conocido como “virus de los bebés que afecta a los pùlmones”. Este virus, que se contagia a través de secreciones nasales, toses, estornudos y también mediante el contacto con las manos, ropas, juguetes y pañuelos, puede afectar a cualquier persona, pero los recién nacidos son sus víctimas preferidas.

El “virus de los bebés” es la principal causa de aparición de enfermedades en las vías aéreas o el aparato respiratorio de los niños menores de dos años, especialmente bronquiolitis y neumonía. Según datos de la Sociedad Española de Neonatología (SEN), cada año se producen cerca de 25.000 consultas de urgencias y 15.000 hospitalizaciones de niños por culpa del VRS.

Aunque la infección puede producirse en cualquier época del año, existe una estación epidémica que abarca desde octubre a abril en la que el número de casos es mayor, por lo que en esta época los padres deben extremar las precauciones y estar atentos ante cualquier signo de alerta. Así, si el bebé contrae los músculos del abdomen y abre mucho las alas de la nariz al respirar, produce pitidos al expulsar el aire, deja de succionar y tragar líquidos porque necesita tener la boca libre o presenta una pigmentación amoratada alrededor de los labios y en las uñas, debemos acudir rápidamente a un servicio de urgencias.
 

Los bebés prematuros son los más vulnerables

Si bien todos los bebés nacen con un sistema inmunológico sin desarrollar por completo, -lo que los hace vulnerables ante posibles infecciones- los niños prematuros, nacidos antes de la semana 35 de gestación, tienen mayor riesgo (10 veces más) de padecer complicaciones graves a causa de la infección por el VRS. “Esto se debe fundamentalmente a que tienen menos anticuerpos para su defensa”, señala el Dr. José María Fraga Bermúdez, presidente de la SEN. Ya que la transmisión de anticuerpos desde la madre al niño a través de la placenta no comienza hasta la semana 35.

Otros factores de riesgo de infección severa por VRS, son el bajo peso al nacer –igual o inferior a 2.500 g–, la presencia de cardiopatías congénitas o enfermedad respiratoria crónica en los bebé.


Secuelas a largo plazo 

Además de enfermedades como bronquiolitis o neumonía, que requieren una atención inmediata, el VRS puede causar complicaciones a medio y largo plazo en los bebés infectados. Durante el año siguiente a una infección por el VRS, entre el 40 y el 60% de los niños tiene episodios de bronquitis recurrente, lo que puede dar lugar a la aparición de asma. También, en la adolescencia, pueden empezar a mostrar una función pulmonar alterada.
 

¿Cómo se diagnostica y se trata?

El diagnóstico normalmente se hace mediante la clínica y la exploración. 

El tratamiento suele ir encaminado a aliviar los síntomas: mucho líquido, suero fisiológico, humidificadores, antitérmicos para la fiebre...

A veces es necesario administrar fármacos broncodilatadores para ayudar a respirar y, en caso de lactantes pequeños, prematuros o niños con patologías puede ser necesario el ingreso hospitalario si existe dificultad respiratoria. 
 

 

Prevención frente al virus respiratorio sincitial

Las únicas vías para prevenir la infección son las medidas higiénicas y la profilaxis con medicamentos específicos. En cuanto a las primeras, cabe destacar un decálogo de recomendaciones que pueden ayudar a prevenir la transmisión del virus al bebé:

1. Lavarse las manos con frecuencia antes de tocar al niño.

2. No permitir que se fume cerca del bebé y preservarlo de los ambientes cargados.

3. Evitar que el niño esté en contacto con otros bebés enfermos.

4. Acostar al niño en una habitación individual, separado de otros hermanos.

5. Evitar mantener al bebé en lugares cerrados con gran concentración de personas.

6. Evitar el contacto con personas con síntomas de fiebre o enfermedad respiratoria.

7. No utilizar juguetes u objetos que hayan sido tocados por niños enfermos.

8. Lavar bien los platos y biberones.

9. No dejar al alcance del bebé pañuelos usados.

10. No emplear en los niños el mismo material de higiene de los mayores.

De todas estas recomendaciones, el doctor Fraga destaca la primera: “Las posibilidades de contagio del virus al bebé se reducen un 90 por ciento si previamente a tocarlo nos lavamos las manos”, afirma este experto.


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Fuentes: Dr. José María Fraga Bermúdez, presidente de la Sociedad Española de Neonatología (SEN). 

Fecha de actualización: 28-04-2021

Redacción: Irene García

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