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Mi bebé tiene otitis

Mi bebé tiene otitis

La otitis es, sin duda, una de las infecciones más frecuentes de la infancia, aunque hay que saber que se pueden diferenciar dos tipos de otitis: la otitis media y la otitis la otitis externa. ¿Cuál padece tu bebé?

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Índice

 

¿Qué es la otitis?

En primer lugar, lo que hay que saber es que el oído se divide en tres partes:

- el oído externo: aquí se encuentra el pabellón de la oreja y el conducto auditivo externo.

- el oído medio formado por la Trompa de Eustaquio y tres huesecillos denominados martillo, yunque y estribo.

- el oído interno: contiene los nervios auditivos que son los que permiten la llegada de sonidos y su interpretación al cerebro.

Pero ¿qué es la otitis? La otitis externa es aquella infección localizada en la piel que recubre el conducto auditivo externo. Lo que sucede es que los gérmenes vienen del exterior (normalmente del agua de las piscinas), y es por eso por lo que también la otitis externa recibe a veces el nombre de otitis del nadador. Este tipo de otitis es propio del verano, y produce mucho dolor. A veces ocasiona fiebre, pero no es lo más común.

Existe otro tipo de otitis, la otitis serosa con efusión (OSM). En este caso, se advierte la presencia de moco en el oído medio sin signos infecciosos. Suele producirse por la disfunción de la trompa de Eustaquio que comunica el oído y la nariz, muy habitual en niños pequeños.
 

¿Cómo saber si mi bebé tiene otitis?

Lo que se siente al padecer una otitis de este tipo es dolor al presionar delante del oído, aunque para muchos niños el simple hecho de tocarles la oreja ya hace que se alarmen. Lo ideal es que la otitis externa se trate con unas gotas óticas. La inflamación de la otitis externa se va a producir en el conducto auditivo externo, y a veces (poco común) la infección progresa hacia el tímpano. Y sí, aunque tu hijo vaya a estar sin sumergir la cabeza en la piscina durante un tiempo, es la mejor solución. Así que ya sabéis, unas gotitas óticas en el oído y nada de meter la cabeza debajo del agua.

¿Y qué pasa con la otitis media aguda? Este tipo de otitis es más bien propio del invierno y no del verano, pero ¿por qué? Pues bien, porque esta otitis es una complicación frecuente de los catarros y los mocos. Las bacterias vienen del interior de la boca o de la nariz. Normalmente el niño comienza a padecerla porque empieza un cuadro catarral o resfriado. Además, a medida que va pasando el tiempo el moco se va acumulando en la Trompa de Eustaquio y se va a instalar en el oído medio. Si este moco es demasiado espeso y no es capaz de volver a descender se va a ir acumulando en la trompa. Es ahí cuando se va a producir la otitis, que también puede causar fiebre, pus, dolor... Normalmente el oído medio está hueco, pero si el moco aparece lleno de bacterias proliferará a sus anchas en ese espacio. Además, la Trompa de Eustaquio es muy estrecha por lo que el moco no va a poder salir. Si en esos momentos se mirara el oído lo que se verían sería la membrana del tímpano muy pero que muy enrojecida.
 

¿Cómo se trata la otitis?

Para tratar esta enfermedad existen muchos antibióticos que pueden utilizarse para tratar dichas infecciones del oído medio, aunque será el pediatra quien escoja el más adecuado. El tratamiento deberá mantenerse entre ocho y catorce días, y no menos ya que a pesar de que tras dos o tres dosis de dolor se note una disminución del dolor grande y las molestias también hayan desaparecido no hay que dejarse engañar porque la infección (otitis) todavía está presente. Además, es importante seguir el tratamiento para evitar recaídas o recurrencias posteriores.

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Lo normal es que el bebé mejore en unos pocos días, aunque a veces puede sufrir una complicación llamada mastoiditis, es decir, la inflamación de la mastoides que puede detectarse con cierta rojez en la parte trasera de la oreja y que puede requerir un drenaje. 

 

¿Qué hacer para evitar la otitis?

Es importante secar siempre bien el oído después del baño y también después de un día de piscina. Hay que evitar en la medida de lo posible introducir jabón o cremas dentro del oído, evitar el uso de bastoncillos y, por supuesto, reducir el tiempo sumergido en agua y utilizar siempre que sea posible tapones para nadar o para bucear. Además, el pediatra o experto en medicina también podrá recomendarte cuando acudas a alguna revisión del pequeño los lavados nasales con suero fisiológico para limpiar las fosas nasales de tu bebé, mantener siempre húmedo el ambiente o su habitación con el objetivo de que no se le resequen las fosas o la garganta y utilizar además de los tapones gorros de piscina.

 

¿Es contagiosa la otitis?

La otitis como tal no es contagiosa, aunque los resfriados que las acompañan sí lo son y estos, por tanto, sí pueden ser transmitidos a otros niños. Es por ello por lo que al menos mientras esté contagiado el bebé o el niño no debería ir a la escuela o a la guardería y simplemente habrá que esperar a que dichos síntomas disminuyan, al menos hasta que el oído no duela, el niño no tenga fiebre y, además, se encuentre en perfecto estado. Y no os preocupéis si el niño presenta una pérdida de audición discreta y temporal ya que es normal que tras una otitis pueda quedar líquido en el interior del oído medio durante algunas semanas.

Para prevenir la otitis se debe lavar bien los mocos al niño para evitar que vayan al conducto auditivo, evitar la contaminación, los ambientes con humo y el contacto con personas enfermas. 

Si el niño tiene otitis repetitivas deberá consultarse con el experto en otorrinolaringología y pediatría. 


Fuente:

Otitis del nadador https://kidshealth.org/es/parents/swimmer-ear-esp.html

 

Fecha de actualización: 29-06-2021

Redacción: Ana Ruiz

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