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La angustia del octavo mes

La angustia del octavo mes

El desarrollo y crecimiento de los bebés pasa por distintas fases, una de estas suele empezar alrededor de los 8 meses, la llamada angustia por la separación. Se caracterizará por el llanto, la desesperación y el total rechazo a los desconocidos.

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Indice

 

¿Qué es la angustia del octavo mes del bebé?

Alrededor del octavo mes, a veces puede ser antes y otras un poco después, los bebés entran en una etapa comúnmente conocida como la angustia del octavo mes o angustia por la separación. Es una fase perfectamente normal de la vida por la que pasan la mayoría de los niños y, aunque a los padres pueda parecerles que se trata de un retroceso, en realidad es un signo de que el bebé evoluciona como debería.

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La angustia del octavo mes se manifiesta en el temor de los niños cuando sus principales referentes, generalmente los padres, se alejan de ellos por cualquier motivo (trabajo, ir a la compra, al cine…). Los bebés que están pasando por esta fase no querrán estar en brazos de nadie que no sean los papás, llorarán desconsoladamente si gente que no consideran de confianza se queda a su cuidado y se angustiarán por las noches al no ver a sus figuras de apego al lado. Necesitarán estar en brazos todo el rato y cada poco tiempo llorarán para reclamar la atención de los padres.

Será una etapa de mucho cansancio y paciencia pues el periodo puede durar varios días o meses, dependiendo de la maduración psíquica del niño.

 

¿Por qué surge la angustia del octavo mes?

La angustia del octavo mes surge a raíz de la maduración cerebral del bebé. Los meses anteriores sonreía a todo aquel que le miraba y la hacía carantoñas, pero a partir de los 8 meses ya está capacitado para empezar a distinguir a los conocidos de los que no lo son y a identificar a sus padres como sus referentes primarios. Podría considerarse esta angustia como un instinto básico por el que el niño se siente en peligro al estar separado de las figuras que le cuidan y cubren sus necesidades.

Con 8 meses reconoce perfectamente las caras de esas personas que considera importantes y, a la vez, empieza a ser consciente de que la mamá o el papá no forman parte de él y, por tanto, no pueden aparecer siempre que lo desee. En esta etapa de la vida de los bebés también se dan otros fenómenos, como empezar a gatear o a comer más cosas aparte de la leche materna, que aunque son hitos normales de su desarrollo, también son un reflejo de su independencia que muchas veces les causa preocupación.

Otro motivo de angustia es que, aunque ya se da cuenta de que estas figuras de referencia no forman parte de él, no es consciente del concepto del tiempo y el espacio, no comprende que la madre o el padre van a volver en 10 minutos, además, las cosas que no están en su campo de visión pueden haber desaparecido para siempre, por lo que le entra miedo y angustia.

 

¿Cómo podemos ayudar al bebé?

- Es fundamental que los padres entiendan que se trata de un proceso perfectamente normal e incluso positivo porque obedece a la maduración psicológica del niño. Deberán cargarse de paciencia y estar preparados a muchos llantos desesperados a lo largo del día y la noche.

- Si llora, no hay que dejarle sin atender. Si se siente angustiado y los padres no van a consolarle, lo único que sentirá es más angustia y que realmente le han abandonado. No se va a volver dependiente porque se atiendan a sus llantos, por muchos que sean. Una buena idea es que en vez de cogerle todas las veces, simplemente se asomen a su cuna para que vea que están ahí, especialmente por las noches para que no aparezcan trastornos del sueño.

- Antes de dejarlo al cuidado de otras personas es bueno hacer algunos ejercicios para que el niño comprenda que aunque los padres se van, volverán: salir de la habitación unos minutos y luego volver o jugar al escondite (cucú-tras).

- Además, antes de dejarle con alguien debes presentárselo y permanecer un rato todos juntos. Si se le deja con un completo desconocido, la angustia será mucho mayor. Asimismo, habría que explicar al cuidador por la fase por la que está pasando el niño para que esté preparado ante los llantos. 

- Nunca hay que irse a escondidas o engañar al pequeño, si le decimos que vamos a volver al poco rato, hay que hacerlo. Mentirle solo hará que se sienta más desconfiado y que la espera sea mucho peor.

- En esta etapa suelen empezar a tener apego a ciertos objetos especiales para ellos, como peluches o una manta. Cuando los padres se vayan deberán dejarle con uno de estos para que se sienta más seguro y a gusto.


Fuente:

Ajram, Dr. Jamil, Tarés, Dra. Rosa María (2005), El primer año de tu hijo, Barcelona, Ed. Planeta.

Fecha de actualización: 31-03-2021

Redacción: Irene García

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