El bebé ante los extraños

Indice

• ¿Qué es el apego del bebé?
• El apego según su edad
• Qué hacer para que nuestro hijo no “extrañe”

 

¿Qué es el apego del bebé?

Fue el psicoanalista John Bowlby quién explicó, en su teoría del apego, la necesidad que tienen los bebés de estar en continuo contacto con sus madres. Este vínculo emocional hacia una persona (padre, madre, familiar, cuidador), innato en todos los niños, les aporta la seguridad y protección que precisan para el desarrollo de su personalidad.

Por otro lado, desde el punto de vista antropológico la resistencia a la separación constituye un mecanismo fundamental para la continuidad de la especie: El ser humano nace absolutamente indefenso. Los bebés, a diferencia de otros animales, son totalmente dependientes de sus madres durante mucho tiempo. Por lo que si no permanecen continuamente junto a ellas, protegidos de depredadores, no sobreviven. De este modo su llanto se entiende como una estrategia instintiva para solicitar esa proximidad, ese vínculo emocional y vital. También lo son las muecas, las sonrisas, los balbuceos… Bowlby sugiere que los bebés tienen todo un repertorio de conductas como estas, que provoca que sus padres sientan apego por él y deseen protegerle.

Obviamente en estos tiempos y en nuestra sociedad, un bebé no muere por separarse de su madre, pero ellos no lo saben, y ese comportamiento está grabado en su acervo genético.

Por ello el miedo, la ansiedad o el malestar que sienten cuando su madre o cuidador no está cerca forman parte de su instinto más primario. Cuando un bebé llora al alejarse de los brazos de su madre no significa que esté maleducado, mimado o enmadrado, sino todo lo contrario, es el comportamiento normal y esperado en un bebé.

Si bien, existen distintos grados de apego y varias formas de manifestarlo en las que intervendrán diversos factores (respuesta de los padres a esas demandas, entorno del niño, su personalidad, etc.).

 

El apego según su edad

Algunos expertos afirman que durante sus primeros meses de vida, de los 0 a los 3 años, los bebés atienden a todo aquel que les estimula. Su respuesta social a esta edad es indiscriminada.

Desde los 3 meses y hasta los 7, comienzan a mostrar predilección por algunas personas. Generalmente por una sola, que es la que los especialistas llaman figura de apego. Suele ser su madre que es la que le alimenta, pero puede serlo el padre o aquella persona que le cuide y esté junto a él el mayor tiempo.

A partir de esta edad y hasta los 3 años, aproximadamente, el pequeño aprende a conocer a las personas, a discernir y a elegir a quién acercarse. Por norma suele hacerlo a personas que le resulten familiares y que reconozca dentro de su entorno cercano.

Es en este momento cuando los niños se sienten más vulnerables a las separaciones y manifiestan su rechazo ante las caras desconocidas. Sin duda su carácter y las experiencias vividas  influirán en la forma en la que se relacione con los demás. Así los pequeños que se han criado con más hermanos, que están acostumbrados a ver y a convivir con otras personas ajenas a su círculo más próximo (guardería, abuelos, primos), suelen experimentar menos recelo en su trato con nuevas personas.

La simple presencia de una persona desconocida, para un bebé, ya es una amenaza de peligro y llorará para hacer saber a sus padres que siente miedo y necesita ser protegido y atendido. Por lo tanto, es algo normal en la evolución y desarrollo del bebé.

 

Qué hacer para que nuestro hijo no “extrañe”

Como veíamos, el comportamiento que manifiestan los niños al separarse de sus padres es totalmente normal; pero también es cierto que nuestro modo de vida nos obligará, en más de una ocasión, a tener que dejarle al cuidado de otros. Con cariño, paciencia y comprensión podemos ayudarle a pasar por esa situación con el menor sufrimiento posible. ¿Cómo?

- Sin obligarle a socializarse. Si muestra signos de rechazo por estar en brazos o jugar con otra persona, no le fuerces. Con el tiempo irá progresando y se adaptará a las novedades. Permítele avanzar a su ritmo.

- Evitando cualquier tratamiento de choque, como desaparecer sin previo aviso o dejarle en manos de un desconocido para él, con el objetivo de que se acostumbre a tu ausencia. Con esto solo lograrás que aumente su angustia y desconfianza.

- Acompañándole siempre cuando haya personas nuevas. Invítale a jugar con ellas y participa tú también junto a él. Si te ve a su lado, se sentirá más seguro.

- Saludando juntos a la gente por la calle, en el portal, el supermercado, el parque… Tiene que ver que tú te relacionas y cómo se hace. Esto le imprimirá confianza.

- Si tienes la oportunidad, deja que pase tiempo o alguna noche, con los abuelos u otros familiares.

Este comportamiento durará hasta que sea consciente de que su madre no le ha abandonado y que la separación no es para siempre.