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¿Cómo prevenir la mastitis?

¿Cómo prevenir la mastitis?

Durante la lactancia es posible tener un problema llamado mastitis, que produce mucho dolor en los pechos. Para evitarlo, debes saber qué es y cómo prevenirlo.

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Índice

 

La importancia de lactancia

Una vez que el bebé se encuentra fuera del útero, necesita recibir una nueva fuente de alimento que cuente con todos los nutrientes necesarios para su pleno desarrollo: la leche materna.

Sin embargo, la lactancia materna no siempre es sencilla y es posible que sufras mastitis, un problema que puede llegar a ser muy doloroso, por eso hay madres que abandonan la lactancia. Pero como la leche materna es el mejor alimento posible, debes saber cómo prevenir la mastitis para que no te obligue a dejar de dar el pecho a tu hijo.

La lactancia es la alimentación que recibe un bebé por medio del pecho de su madre, por lo que esta dura desde la primera vez que lo amamantas hasta la última.

Tu cuerpo comienza a prepararse para alimentar a tu bebé desde unos días antes de que suceda el parto, en esos días es cuando puedes ver que de tu pecho sale un líquido amarillento que se llama precalostro.

Cuando por fin puedes amamantar a tu hijo el primer alimento que recibe es el calostro, este cumple con nutrirlo de manera completa, puesto que tiene todo lo que necesita en sus primeros días.

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La lactancia tiene bastantes beneficios, no sólo para el bebé, sino para la madre. Dentro de estos beneficios podemos ver los siguientes:

- Ayuda a que te recuperes pronto después del parto

- Menor riesgo de que generes depresión después del parto

- Tus huesos obtendrán mejor mineralización

- Menor riesgo de que generes hipertensión después del parto

- Hay una unión única y especial con tu hijo


¿Qué es la mastitis?

La mastitis es la inflamación de los pechos debida a la obstrucción que puede existir en los conductos de la leche, por mala higiene en las grietas del pezón o por congestión de las glándulas mamarias.

La inflamación de los pechos de una madre suele ser un problema que afecta a cerca del 5% de mujeres que amamantan a sus bebés. En algunas ocasiones se puede deber a alguna infección, aunque no todos los casos de esta inflamación son por eso.

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Cuando la mastitis no es infecciosa se puede deber a que el pecho no fue vaciado por completo, así quedando restos dentro de este. Entonces existe una presión en los alvéolos, la cual termina por romperlos y la leche que pasa por estos hace que exista una inflamación.

La inflamación localizada sucede cuando amamantas a tu bebé y generas presión con tus dedos para sujetar el pecho. También se puede deber a que usas sostén muy ajustado. Lo mejor que puedes hacer para tratar este caso es darte masajes, con la intención de empujar la leche hacia afuera.

La generalizada sucede cuando la presión se genera porque quedaron restos dentro de los alvéolos, rompiéndolos y ocasionando la inflamación.

Cuando la mastitis es infecciosa puede causar inflamación, dolor, enrojecimiento, calor y hasta fiebre. Para que suceda este tipo de mastitis, los microbios que la causan tienen que encontrar un ambiente adecuado para proliferar.

Las causas más comunes por las que se genera una mastitis infecciosa son las grietas en los pezones, uso de pezoneras que provoquen humedad o algún problema de higiene o salud.


Prevención de la mastitis

- Descansa lo suficiente.

- Aliméntate sanamente. Los factores que preceden a la aparición de la mastitis son el estrés y la fatiga, esto puede ser que bajo estas circunstancias la madre descuide la forma de mamar.

- Evita la congestión de tus pechos.

- Consulta a tu médico. Si tienes alguna duda o preocupación, lo mejor que puedes hacer es ponerte en contacto con tu médico. Siempre es mejor un diagnóstico precoz.

- Evita usar ropa ajustada y usa sujetadores de lactancia. Llevar ropa demasiado ajustada o un sujetador que no sea de tu talla puede hacer que se presionen los conductos y acabe ocasionando una mastitis.

- No elimines tomas repentinamente. El destete se debe realizar de manera gradual para que la producción de leche se vaya amoldando a las necesidades.

- Extrae la leche que sobra para evitar congestión. La principal causa de la mastitis es la retención de leche en el pecho, es decir, el estancamiento que se produce cuando la mama no se vacía bien. Como consecuencia, la leche presiona y acaba rompiendo los alvéolos mamarios y pasa a los tejidos que los rodean (por eso se inflaman y ocasionan dolor). Es por esto que la lactancia a demanda es la mejor prevención para la mastitis.

- Aplica masajes en tu pecho para expulsar las sobra.

 

Si sospechas que puedes tener mastitis

- Amamanta muy a menudo del pecho afectado: al contrario de lo que se puede pensar, dejar de dar ese pecho no es necesario, de hecho, es beneficioso dar de mamar del pecho afectado. La leche del pecho afectado tiende a ser más salada y, a veces, los niños pueden llegar a rechazarla. En estos casos es imprescindible el uso de sacaleches o extraer la leche de forma manual. Entre el 5 y el 11% de las mastitis derivan en un absceso mamario, una acumulación de pus que requiere (en la mayoría de los casos) de una intervención quirúrgica para su curación.

- Dar calor: las compresas calientes alivian los síntomas, lo mismo que darse un baño o una ducha con agua tibia.

- Masajear los senos: se deben efectuar con suavidad sobre la zona abultada y, en particular, mientras se amamanta al pequeño para ayudar a que la leche fluya.

Seguir estos pasos pueden evitar una mastitis grave. Así se puede evitar también el surgimiento de la mastitis infecciosa.

Si al día siguiente de advertir los síntomas la situación no mejora, debes acudir a un médico para que valore tu estado.


Fuente: Guía de lactancia materna, Asociación Española de Pediatría. http://www.aeped.es/sites/default/files/7-guia_baleares_esp.pdf

Fecha de actualización: 27-10-2020

Redacción: Irene García

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