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¿Cómo mejorar la calidad de la leche materna?

¿Cómo mejorar la calidad de la leche materna?

Todas las madres lactantes quieren dar a sus bebés la mejor leche posible y, para lograrlo, es importante que cuiden su alimentación ya que la leche se forma a partir de los nutrientes que ingiere la mamá por medio de su dieta. Si incluyes los nutrientes que a continuación te mostramos, seguro que tu leche será maravillosa.

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La leche materna es el mejor alimento para cualquier bebé, incluso cuando la mamá no puede seguir una dieta óptima por motivos de hambre o pobreza, así que mucho más cuando a su disposición tiene todo tipo de alimentos para llevar una dieta sana y equilibrada.

Y es que la leche materna ayuda a reducir el riesgo de que el niño desarrolle patologías como obesidad, diabetes tipo 1 y tipo 2, entre otras muchas. También mejora el coeficiente intelectual y la asistencia a la escuela, además de asociarse a mayores ingresos en la vida adulta debido a todo ello.

Asimismo, la lactancia materna aporta múltiples beneficios para la madre, como reducir las hemorragias posparto ya que favorece los entuertos debido a la oxitocina, disminuye el riesgo de cáncer de ovario y de mama y de padecer diabetes tipo 2. También fortalece el vínculo madre-hijo.

Para conseguir que la calidad de la leche materna sea la mejor posible, es necesario seguir una dieta variada, rica en vitaminas y minerales, incluyendo estos nutrientes:

- Vitamina B1 o tiamina: incluida en frutos secos (pistachos, avellanas), carne magra, legumbres, huevos, etc. Es un nutriente esencial para el metabolismo ya que ayuda a transformar los carbohidratos en energía. “La vitamina B1 es una vitamina hidrosoluble cuya deficiencia origina síntomas neuromusculares y cardiacos graves. Las necesidades diarias son superiores durante el embarazo y la lactancia (1,5mg/día)”, afirma el doctor Enrique Sánchez, pediatra y neonatólogo del Vithas Parque San Antonio.

- Yodo: el yodo es un oligoelemento nutricional necesario para múltiples funciones vitales. Lo encontramos en alimentos que provienen del mar, como la sal yodada, el pescado y el marisco. “Su deficiencia afecta la función tiroidea y al rendimiento cognitivo del lactante. Las necesidades diarias suben en la lactancia a 250-300 microgramos, por lo que la mayoría de los expertos recomiendan suplementos entre 100 y 200 microgramos al día”, explica Sánchez.

- Hierro: los suplementos de hierro que la mayoría de las embarazadas toma en la gestación aseguran los suministros de hierro en la lactancia, por lo que durante la lactancia es suficiente con seguir una ingesta equilibrada de este mineral.

- Beber de 1’5-2 litros de agua al día: es fundamental estar bien hidratada para preservar la calidad y cantidad de leche ya que la leche contiene hasta un 85% de agua.

- Reduce el consumo de alimentos que pueden provocar flatulencias en el bebé como coliflor, brócoli, garbanzos, coles. Puedes comerlos, pero esta atenta a la reacción del bebé. Si tras comerlos está con más gases e incómodo, evítalos hasta que dejes la lactancia. Del mismo modo, alimentos como las coles, el ajo, las cebollas y los espárragos pueden cambiar el sabor de la leche, pero eso no tiene por qué ser malo ya que puede ayudar al bebé a aceptar sabores diferentes cuando comience a comer otros alimentos. Salvo que el bebé rechace sistemáticamente la leche tras comerlos, no tienes por qué evitarlos.

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- Alcohol: las bebidas alcohólicas mejor mantenerlas al margen de la dieta ya que el alcohol pasa rápidamente a la leche materna y altera el desarrollo cerebral del bebé, el ciclo de sueño y disminuye la producción de leche; también modifica el olor de la leche y el niño puede rechazarlo. “Aunque el tiempo de extinción del alcohol en sangre ingerido por la madre depende del peso corporal y la cantidad ingerida, se recomienda esperar al menos 2,5 horas tras la ingesta de 10-12 gramos de alcohol, equivalentes a 1 cerveza de 330 ml, una copa de vino o una copa de alcohol de alta graduación (40º)”, añade Francisco Domínguez Ortega. Jefe de Servicio de Pediatría Hospital Vithas Santa Catalina.

- Café: no se debe consumir más de tres tazas de café al día para evitar irritabilidad y falta de sueño en el bebé.

- Calorías: la madre no debe superar las 2.300-2.500 calorías diarias, lo que significa que puede darse algún capricho de vez en cuando.

Los componentes de la leche materna varían para adaptarse a las necesidades del bebé

La leche materna es muy “sabia” y va cambiando en su composición para adaptarse a las necesidades del bebé según su edad. La leche materna no solo está compuesta por los nutrientes básicos esenciales, sino que también incluye otros ingredientes que contribuyen al desarrollo de los niños. Estos componentes se incrementan y varían adaptándose a cada toma, a la edad y a las necesidades de cada bebé en las distintas etapas de la lactancia:

1. Primera leche o calostro: compuesta por células, proteínas y aminoácidos, azúcares complejos u oligosacáridos y elevadas cantidades de vitaminas y minerales. Esta leche se caracteriza por ser densa y viscosa y por su color amarillo o anaranjado. Contiene más de 1.000 proteínas y aminoácidos que contribuyen al crecimiento y desarrollo de los bebés, además de activar su sistema inmunitario y proteger sus neuronas. También aporta altos niveles de anticuerpos, glóbulos blancos y citoblastos que refuerzan el sistema inmunitario, protegiendo al bebé de enfermedades e infecciones.

El calostro también contiene más de 200 oligosacáridos que actúan como probióticos protegiendo el aparato gastrointestinal del bebé para evitar que las infecciones alcancen el torrente sanguíneo y reduciendo el riesgo de sufrir una inflamación cerebral.

Esta primera leche es rica en minerales y vitaminas A, E y K, que ayudan al correcto funcionamiento del organismo y a la formación de dientes y huesos.

2. Segunda etapa o leche de transición: es la primera leche que surge tras la subida de la leche y contiene mayores cantidades de ácidos grasos, calorías y azúcares. Esta leche de transición dura hasta 2 semanas después del parto y se caracteriza por ser más cremosa en color y textura y, aunque mantiene todas las propiedades del calostro, los niveles de grasa, calorías y azúcares –especialmente de lactosa– son mucho mayores, contribuyendo al desarrollo del sistema nervioso, del cerebro y ojos.

3. Tercera etapa o leche madura: la leche madura presenta menores concentraciones de proteínas, minerales y vitaminas que el calostro, pero tiene un gran número de componentes bioactivos nuevos: hormonas, que favorecen el buen funcionamiento de tejidos y órganos y la regulación del apetito, los patrones de sueño o el refuerzo del vínculo materno; inmonuglobinas, que fortalecen el sistema inmunitario; o enzimas, encargadas de acelerar las reacciones químicas del cuerpo.

Asimismo, cuenta con más de 1.400 moléculas de micro ARN que regulan la expresión genética del bebé y refuerzan su sistema inmunitario.

Por último, hay que tener en cuenta que la densidad y cremosidad de la leche varía en cada toma, siendo al inicio mucho menos grasa que al final debido al desplazamiento de la leche y al vaciado del pecho. 

Y a los 6 meses, aunque el bebé comience a ingerir alimentos sólidos, la leche materna todavía supone el 93% de las calorías diarias, por eso se recomienda seguir dando el pecho todo el tiempo posible. 


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Fuentes:

Enrique Sánchez, pediatra y neonatólogo del Vithas Parque San Antonio.

Francisco Domínguez Ortega. Jefe de Servicio de Pediatría Hospital Vithas Santa Catalina

Medela.

 

Fecha de actualización: 27-01-2021

Redacción: Irene García

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