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¿Por qué los bebés flotan en el agua?

¿Por qué los bebés flotan en el agua?

Aunque los bebés poseen reflejos que hacen parecer que nacen con la capacidad innata de nadar, es falso y peligroso creerlo. 

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¿Es verdad que los bebés recién nacidos saben nadar?

No, esta es una pregunta sin sentido. Lo que en realidad les ocurre a los bebés que tienen menos de seis meses de vida, es un reflejo llamado respuesta bradicardia, que significa que los infantes cuyas cabezas son sumergidas en agua, naturalmente sostienen la respiración y el ritmo de su corazón se hace más lento mientras están bajo el agua.

Además, los bebés colocados boca abajo con el agua cubriéndoles el abdomen, mueven sus brazos y piernas simulando acciones coordinadas propias de la natación. Esto se conoce como el reflejo de nadar, pero eso no significa que puedan dominar sus movimientos para evitar ahogarse.

Otra de las explicaciones a esto es debida a la proximidad del periodo en que el bebé se encontraba alojado en el útero materno y sumergido en el líquido amniótico. Allí dentro no necesitaba de sus pulmones para respirar y ahora sí, pero si desde el inicio de su vida sigue manteniendo una continua relación con el agua, el niño no olvidará el placentero estado en el que se encontraba durante la fase de gestación.

 

¿Cuándo enseñar al bebé a flotar?

Los expertos indican que a partir de los cuatro meses de edad los padres pueden empezar a ponerlo en práctica, ya que para ese entonces el bebé tendrá su sistema inmunológico bastante fortalecido.

Pero hasta los tres años no tendrá el desarrollo motor adecuado para hacer suyos los movimientos de natación, pero sí para aprender y disfrutar del medio acuático.

 

Los beneficios de flotar en el agua

Flotar y chapotear, además de divertirle mucho, creará innumerables beneficios para el bebé:

- Favorecerá su desarrollo psicomotor al mover los brazos y las piernas, al girarse y estirarse; y ganará flexibilidad, fuerza muscular, coordinación corporal y sentido del equilibrio.

Potenciará su inteligencia, pues el contacto con el agua despertará sus sentidos y le volverá más receptivo.

- Mejorará sus nociones de distancia y de desplazamiento gracias a que en el agua puede moverse tridimensionalmente y con mucha más libertad.

- Aumentará su capacidad pulmonar y fortalecerá su corazón. En el agua el niño realiza un mayor esfuerzo para respirar, lo que se traduce en un desarrollo pulmonar, una oxigenación y un traslado de la sangre óptimos.

- Le abrirá el apetito y le incitará a dormir mejor, por tanto, habrá un mayor crecimiento.

- Le ayudará a estar más tranquilo y de mejor humor fomentando así sus relaciones sociales.

 

Consejos para realizar mejor esta actividad

Si el bebé es muy pequeño, el mejor consejo, sin duda, será disfrutar del baño en la bañera de casa. Esta es una buena idea para irlo acostumbrando a una piscina. Además, a esta edad conviene que empezar con los famosos chapoteaderos para bebés para que disfrute más y le cueste menos acostumbrarse a una piscina de mayores.

- Acompaña al bebé cuando haya menos gente. De esta forma se podrá evitar que tu bebé se asuste con el ruido y se conseguirá que se relaje, un logro indispensable para que se sienta confiado y a gusto en el agua y pueda también aprender a flotar en ella.

- Abrázalo fuerte y más adelante, sepáralo de ti. Cuanto más seguro se sienta el bebé en los primeros baños, menos le costará alejarse un poco de ti en los próximos días. Cuando se observe que está a gusto y confiado, se podrá soltar de tu cuello y alejarse un poco, pero no demasiado para que en el caso de que se llegue a sumergir lo puedas tomar y no se espante.

Lo más recomendable es colocarlo boca abajo sobre el agua sujetándolo por la barriga, e ir caminando así para que él vaya encogiendo y estirando los brazos y las piernas, practicando casi sin querer los movimientos básicos para mantenerse a flote. 


Fuente:

AEP

Fecha de actualización: 23-03-2021

Redacción: Edgar Corona

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