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Leer a tu hijo es bueno para él, y para ti

Leer a tu hijo es bueno para él, y para ti

Todo el mundo conoce los beneficios de leer a nuestros hijos desde que nacen, incluso cuando todavía están en el vientre materno. La lectura habitual les ayuda a desarrollar habilidades como el lenguaje y favorece su aprendizaje, además de fortalecer el vínculo entre padres e hijos. Por eso, leer no es bueno solo para ellos, sino también para vosotros.

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Índice

 

Beneficios de la lectura para todos

Nadie discute que leer a nuestros hijos es bueno para su desarrollo y potencia su posterior amor por la lectura y los libros, actividad que, sin duda, favorecerá su aprendizaje y facilitará el estudio de los niños, potenciando habilidades como el lenguaje, la imaginación o la memoria.

Además, desde hace unos años se habla de la importancia de leer todos los días un cuento a los niños antes de irse a la cama para mejorar su sueño y fortalecer el vínculo padre/madre-hijo. Por lo tanto, son muchos los padres que procuran leer a diario a sus hijos, buscando todos estos beneficios.

Ahora, además, pueden hacerlo por un motivo un poco más egoísta, ya que un estudio realizado en la Universidad de Rutgers afirma que los padres que leen a sus hijos pequeños tienen menos probabilidades de exhibir un comportamiento severo hacia sus hijos.

Según este estudio, los bebés de 1 a 3 años tienen menos probabilidades de ser disruptivos o hiperactivos cuando se les lee regularmente. Asimismo, la lectura regular proporciona no solo "beneficios académicos sino emocionales que pueden ayudar a impulsar el éxito del niño en la escuela y más allá".

Según el estudio, dirigido por el profesor asistente de la Escuela de Medicina Rutgers Robert Wood Johnson, Manuel Jiménez, los padres que leen regularmente a sus niños pequeños son menos duros en general y, además, los bebés también tienen menos probabilidades de ser disruptivos o hiperactivos. Mejores niños, mejores adultos: todos salen ganando.

Estos hallazgos son parte de una larga línea de investigación que estudia la necesidad de las interacciones de los padres con sus hijos. Como el 80 por ciento del crecimiento cerebral ocurre durante los primeros tres años de vida, con un promedio de 700 sinapsis que se forman por segundo, los bebés que escuchan más de sus padres aprenden más palabras a los dos años. Por el contrario, los bebés que apenas oyen hablar a sus padres muestran en los siguientes seis años de vida más discapacidades de aprendizaje.

Si bien existe evidencia de que comunicarse con los bebés dentro del útero podría marcar la diferencia (especialmente en las últimas diez semanas antes del nacimiento, ya que es cuando su madurez permite escuchar y aprovechar mejor estos sonidos) es fundamental sobre todo hablar mucho a los niños desde que nacen. Los bebés con los que se habla más desarrollan su propio vocabulario mucho más rápido. Los sonidos de balbuceo no son aleatorios; es su forma de tratar de imitar a sus padres moldeando sus bocas en un intento de igualar los sonidos que escuchan, otra habilidad que se adquiere más rápidamente cuanto más hablan los padres.

Incluso los padres o madres cantores (pero especialmente las madres) tienen un propósito importante: al extender las sílabas de una manera melódica, la atención del bebé se mantiene por más tiempo. El bebé puede sintonizar los tonos e identificar las sílabas más fácilmente, creando los bloques de construcción del lenguaje.

 

Adultos más empáticos

Además, la investigación ha demostrado que los adultos que leen son más inteligentes y empáticos. Si esta habilidad ayuda a mejorar a los humanos, tiene sentido que los bebés a los que se les lea estén menos ansiosos y más en sintonía con su entorno. También es comprensible que los padres que leen a sus hijos sean menos duros con ellos, dado que la crianza reactiva implica un déficit de regulación emocional.

Para realizar este estudio, Jiménez y su equipo revisaron 2.165 parejas de madres e hijos de todo Estados Unidos. Las madres fueron entrevistadas una vez con respecto a sus hábitos de lectura con sus hijos (edades 1-3). Se realizó una entrevista de seguimiento dos años después.

Cuanto más leían los padres, menos severos eran con sus hijos, y, a su vez, estos eran menos problemáticos, independientemente del rango de edad. Jiménez señala que esta investigación podría ayudar a los padres y cuidadores a forjar mejores relaciones con sus hijos, al tiempo que los prepara para el éxito futuro. Como él explica: "Para los padres, la simple rutina de leer diariamente con su hijo proporciona beneficios no solo académicos sino emocionales que pueden ayudar a impulsar el éxito del niño en la escuela y más allá".

Por lo tanto, es un método sencillo, y al alcance de todos, que puede favorecer el desarrollo del niño en todos los ámbitos y mejorar la relación con sus padres. Así que nada de recurrir a la tablet, la televisión o el móvil para entretener a tu hijo. No hay nada mejor, para él y para ti, que abrir un buen libro y sentaros juntos a disfrutar de él. Y no lo decimos solo nosotros, lo avalan los estudios, así que ¡a leer!

 


Fuente:

“Early Shared Reading Is Associated with Less Harsh Parenting”, Jimenez, Manuel E. MD; Mendelsohn, Alan L. MD; Lin, Yong PhD; Shelton, Patricia; Reichman, Nancy PhD. Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics: September 2019 - Volume 40 - Issue 7 - p 530–537. doi: 10.1097/DBP.0000000000000687

Fecha de actualización: 03-05-2021

Redacción: Irene García

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