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Demasiada estimulación dificulta el aprendizaje de tu bebé

Demasiada estimulación dificulta el aprendizaje de tu bebé

La estimulación con tareas demasiado complejas a edades tempranas puede provocar deficiencias en el aprendizaje durante la etapa adulta, según ha relevado un estudio realizado por expertos del grupo de investigación Neuroplasticidad y Aprendizaje de la Universidad de Granada (UGR).

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Índice

 

Demasiada estimulación ¿peligroso para bebés y niños?

Concretamente, los investigadores están estudiando cómo la estimulación en la edad infantil puede intervenir en el proceso de aprendizaje. "Hay determinados momentos durante la formación del cerebro, que abarcan desde la etapa prenatal hasta la adolescencia, en los que influyen decisivamente factores ambientales como la dieta, pero también hay otras circunstancias que afectan al comportamiento posterior y al modo de aprendizaje en etapas adultas, como es el tipo de situaciones al que fuimos expuestos durante los periodos tempranos", explica la responsable del estudio, la psicobióloga Milagros Gallo.

Así los investigadores de la UGR han concluido que "el entrenamiento en tareas demasiado complejas antes de que el sistema esté preparado para llevarlas a cabo puede producir deficiencias permanentes en la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida". Esta circunstancia puede responder a dos motivos diferentes: que la persona se bloquee emocionalmente o bien, que el sistema de la memoria se modifique. En ambos casos, el resultado es el mismo: se aprende peor si nos han enseñado empleando técnicas complejas antes de que el cerebro se haya formado adecuadamente, garantizaba M. Gallo.
 

¿Qué es la estimulación temprana y para qué sirve?

La estimulación o atención temprana consiste en proporcionar al bebé y al niño las mejores oportunidades de desarrollo físico, intelectual y social para que sus capacidades y habilidades le permitan ser mejor de lo que hubiera sido sin ese entorno rico en estímulos intelectuales y físicos de calidad.

Es imperativo que los niños sean muy bien estimulados desde el vientre materno hasta los 7 años de edad debido a que en ese periodo de tiempo su cerebro es muy moldeable.

La estimulación es, por tanto, una herramienta que todas las madres deben aprender a desarrollar durante el crecimiento de su hijo, sirve para solidificar la personalidad, autoestima e integración social.
 

Sobreestimular a los niños: un gran error

Lo dicen los expertos, y es que esa intención de los padres de convertir a sus hijos en súper-niños se suma a la necesidad, por imperativo laboral, de tenerlos permanentemente entretenidos solo da lugar a “agendas de ejecutivos que ni siquiera han cumplido los dos años”. Expertos como Alicia Banderas señala, además, que a los niños se les apunta a un sinfín de actividades excesivamente guiadas y planificadas lo que resta tiempo de juego libre. “Ese afán porque sean más inteligentes y adquieran mayores habilidades hace que les expongan a estímulos excesivos y/o precoces como, por ejemplo, a tareas demasiado complejas antes de que su cerebro esté preparado”, algo que no respeta el ritmo de aprendizaje del niño y genera “bloqueo mental, saturación, y no aprendizaje”, afirma Banderas.

Como antídoto, la psicóloga destaca los beneficios “del tiempo de juego verdaderamente libre, imprescindible para potenciar el innato espíritu creativo de los niños. (…) Necesitan calma, sosiego para interiorizar los estímulos que les llegan, y dedicar tiempo a explorar y profundizar en una tarea o juego”. Por no hablar de la importancia del aburrimiento, al que hoy los niños no suelen tener el gusto de conocer. Estas variables son las que aseguran que el niño conozca sus propias preferencias, experimente el empuje de la motivación y desarrolle sus capacidades a un ritmo adecuado.
 

¿Qué diferencia hay entre ofrecer estímulos y estimular?

La diferencia está en la idea que subyace a cada acción. En el primer caso ofrecemos al bebé y el niño la oportunidad de estar en contacto con determinados estímulos, pero él decide qué toma, qué deja y cómo se relaciona con ello; es protagonista de su proceso. Sin embargo, cuando nos planteamos que el desarrollo de nuestro hijo depende de nuestra estimulación entendemos que somos nosotros los que tenemos que hacer algo, el acento está en nuestras acciones (no las suyas) e implica desconfianza en la capacidad del niño de desplegar su potencial: le imponemos los estímulos, esperamos que repita y lo acabamos, finalmente, convirtiendo en pasivo respecto a su desarrollo.
 

¿Cuáles son los estímulos más adecuados?

Los padres son su mejor y principal estímulo, al menos durante los tres primeros años. Está demostrado que bebés y niños se desarrollan en perfecta interconexión con los adultos que los cuidan. A menudo dedicamos mucho tiempo a buscar fuera cosas para entretenerlos, ignorando nuestras increíbles posibilidades como fuente de estímulos. Sin embargo, hay otra gran fuente de estímulos. Se trata del ambiente y los objetos, que permiten o dificultan, dependiendo de cada caso, su desarrollo físico, emocional e intelectual. Cada ambiente ofrece unas posibilidades y unos límites.
 

Pero ¿cómo pueden saber los padres si les faltan o no estímulos a sus hijos?

El amor es el principal estímulo positivo de un bebé, su carencia puede repercutir negativamente en su integración con la sociedad y favorecer el déficit de atención. Algunas formas de reconocer si al bebé o niño les faltan estímulos son:

- proceso lento de motricidad gruesa.

- deficiente manejo de la motricidad fina para su edad.

- dificultades para sobrellevar actividades básicas como: gatear.

- timidez extrema.

- problemas de lenguaje o lentitud para comenzar a hablar.

- baja autoestima

- poca relación interpersonal.


Fuente:

Estudio realizado por expertos del grupo de investigación Neuroplasticidad y Aprendizaje de la Universidad de Granada (UGR) https://canal.ugr.es/prensa-y-comunicacion/medios-digitales/el-pais/la-sobreestimulacion-precoz-es-perjudicial-para-el-aprendizaje-segun-un-estudio/

Fecha de actualización: 19-02-2021

Redacción: Ana Ruiz

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