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Los beneficios del contacto piel con piel con el bebé

Los beneficios del contacto piel con piel con el bebé

La evidencia lo demuestra: el contacto de piel con piel con el bebé recién nacido es tremendamente positivo. El apego directo no solo fortalece el vínculo emocional y afectivo con el bebé, sino que es decisivo para el desarrollo del bebé.

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Indice

 

¿Por qué resulta tan beneficioso el contacto piel con piel?

Como se explica desde la Organización Mundial de la Salud, se ha observado evidencia que respalda lo beneficioso del contacto directo y temprano piel a piel con el bebé. Ya sea en el momento de nacer (entre una y 24 horas después del nacimiento), o durante los meses de lactancia (en la OMS hablan de hasta cuatro meses, pero esta puede continuar durante más tiempo).

Diversos estudios clínicos señalan que este contacto favorece la lactancia y su eficiencia. Otros demuestran que el contacto temprano piel con piel o el método canguro también ayuda a regular la temperatura del recién nacido, los niveles de azúcar en sangre o una mejor estabilidad cardiorrespiratoria. Asimismo, los bebés prematuros que reciben contacto piel con piel continuo disminuyen la incidencia de apneas e infecciones y aumenta su ganancia ponderal.

El vínculo que existe entre madre y bebé no se rompe en el momento en que este nace. Este vínculo se ha respetado evolutivamente. Pensemos en grupos de población no urbanizados y “civilizados”, en los que las madres mantienen un contacto directo con sus bebés a través del porteo, por ejemplo. En occidente, en cambio, el estilo de vida ha ido derivando en una mayor separación entre madre y bebé. No simplemente por motivos laborales o prácticos, sino más bien por motivos culturales (los carritos en lugar del porteo, la cada vez más reducida lactancia materna…).

De hecho, como defienden diversos profesionales, la exterogestación (basada en el contacto piel con piel con el bebé) no sólo es positiva, sino necesaria para ayudar al desarrollo de los bebés, que, en el caso de los humanos, nacen aún inmaduros.

Si bien el contacto directo piel con piel resulta muy positivo durante los primeros meses del niño, es en sus primeras horas de vida cuando resulta especialmente decisivo. En las horas que siguen al nacimiento, el bebé reconoce a la madre a través del contacto, lo cual supone una reconfortante presencia frente al mundo nuevo en el que se encuentra después de haber permanecido aislado, seguro y cálido en el útero.

De hecho, es una práctica muy común en las salas de parto poner al bebé encima del pecho de la madre lo antes posible después de nacer. Y es que la parte central del tórax de una mujer aumenta involuntariamente su temperatura después de dar a luz, más que en cualquier otra persona. Así, la madre estabiliza la temperatura de su bebé con el mero contacto directo e ininterrumpido entre los dos en las horas posteriores al parto.

Por eso, los beneficios concretos del piel con piel para el bebé son:

- Instauración de la lactancia materna y correcta subida de la leche

- Regulación de la temperatura corporal del neonato

- Bebés menos llorosos y más tranquilos

- Niveles de glicemia (glucosa en la sangre) e iones adecuados con mayor rapidez

- Menor riesgo de apneas en prematuros.

- Mayor estabilidad cardiorrespiratoria

 

La madre también se beneficia

De la misma manera que el contacto del bebé con su madre ayuda a regular su temperatura, conservación de energía o respiración, el bebé puede regular la atención de su madre a sus necesidades, ayudar al mantenimiento de su energía o al aprovechamiento de las calorías ingeridas derivado de la liberación de una hormona del tracto digestivo.

Además, reduce su ansiedad y le ayuda a liberar oxitocina, lo que favorece los entuertos y la lactancia materna. 

 

¿Cómo continuar el contacto piel con piel después del parto?

El contacto humano con el bebé no tiene por qué limitarse a la madre. Sistemas como el porteo ergonómico permiten implementar el contacto directo en el día a día de una manera factible y sin poner en peligro la higiene postural de padres o bebé. La lactancia (incluso con biberón) también es un momento que se puede aprovechar para maximizar el contacto directo entre los dos. No hay por qué limitar el contacto piel con piel al transporte o lactancia, o pensar que este debe ser continuo. Mientras el bebé crece, también se puede aplicar simplemente acariciando al bebé, jugando con él, con sus manitas o pies, haciéndole masajes en la barriga o la espalda…Las posibilidades son infinitas.

Los beneficios del piel a piel a largo plazo son:

- Mayor probabilidad de éxito y duración de la lactancia materna.

- Menos irritabilidad y llanto del bebé.

- Fortalecimiento del vínculo y la comunicación entre padres e hijos.

- Menos ansiedad y depresión en la madre tras el parto .

- Mejora del sistema inmunológico y neurológico del bebé.

Así pues, no lo dudes y haz el piel con piel con tu hijo nada más nacer. Si la mamá no puede por problemas en el parto, lo puede hacer con el papá.


Fuentes:

OMS

El contacto piel con piel de la madre con el recién nacido durante el parto http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-12962013000100017

Fecha de actualización: 20-09-2021

Redacción: Irene Gómez

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