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¿Cuándo se recomienda poner almohada a un bebé?

¿Cuándo se recomienda poner almohada a un bebé?

Durante los primeros meses de vida es muy importante la manera en la que ponemos a dormir al bebé, ya que colocarlo boca arriba, en un colchón firme y antiahogo y sin mantas, sábanas o almohadas con las que pueda taparse la cara son medidas fundamentales para evitar el síndrome de muerte súbita del lactante. Pero ¿a partir de qué edad se le puede poner almohada?

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Es peligroso que un bebé duerma con almohada antes de tiempo

Una de las mayores preocupaciones para los padres tras el embarazo, en los primeros meses de vida del bebé, es el síndrome de muerte súbita del lactante, es decir, el fallecimiento del niño mientras duerme de manera repentina y sin una causa aparente. Este problema ha descendido mucho en los últimos años ya que se han descubierto ciertas medidas que previenen este síndrome, como dormir al bebé boca arriba y no boca abajo como se hacía antes hasta que pueda girarse solo; no sobreabrigarlo; usar un colchón firme y, a ser posible, antiahogo y transpirable; no tapar al bebé con mantas, edredón o sábanas ni colocar peluches o almohadas.

Este síndrome que sucede durante el sueño es más común entre los 2 y los 6 meses de vida, pasada esta edad, el porcentaje se reduce mucho. Además, a partir de los 6 meses el bebé ya sabe girarse solo y puede quitarse algo de la cabeza si le impide respirar, por lo que no hay que obsesionarse con que siga durmiendo boca arriba, ya que él solo se girará si siente asfixia.

Pero, además de por este motivo, no se recomienda que los bebés usen almohada antes de los 2 años ya que, hasta esa edad, su cabeza es proporcionalmente más grande que su cuerpo y, dormir con almohada, puede forzar su postura natural causándole problemas respiratorios o musculares. La almohada podría impedir una alineación natural de su espalda al forzar la curvatura natural de su cuello, lo que puede causar problemas respiratorios al no entrar el oxígeno adecuadamente en sus pulmones y no llegar a su cerebro. Y, como decíamos, puede causarle dolor de cuello al adoptar una postura poco natural y forzada al tener la cabeza mucho más elevada que el cuerpo, algo muy peligroso cuando la columna del pequeño aún está creciendo y desarrollándose.

Y es que cuando nace, el cuello del bebé es muy pequeño y tiene poca fuerza, por eso no es capaz de levantar la cabeza y mantenerla erguida solo. Por el contrario, su cabeza es muy grande y los hombros no son más anchos que la cabeza. Por lo tanto, no se aconseja ponerle una almohada hasta los 2 años más o menos, aunque en lo que debes fijarte es en que sus hombros sean más anchos que su cabeza o que la pide para dormir porque no encuentra una postura cómoda.

Cuando tu bebé esté resfriado y congestionado, que se aconseja mantener su cabeza y tronco ligeramente elevados para que respire mejor, lo que debes hacer no es ponerle una almohada debajo del cuerpo, sino colocar cojines o almohadas debajo del colchón para elevar este, no solo el cuerpo del pequeño.

Si tienes dudas, consulta siempre a tu profesional de pediatría. 


¿Qué almohada elegir?

Una vez decidas que ha llegado el momento de ponerle una almohada a tu hijo para dormir, como decíamos, a partir de los 2 años más o menos, debes escoger una almohada fina y pequeña adaptada a la constitución del niño. No obstante, no es necesario que le compres una almohada solo porque tenga 2 años, asegúrate de que la necesita para dormir, ya que hay bebés que se mueven mucho y giran por toda la cama, durmiendo a veces en la cabecera y otras en los pies, por lo que la almohada apenas permanecerá en su cabeza más que un par de horas. Cuando su sueño sea más tranquilo y deje de moverse tanto, es conveniente que le compres una, pero adaptada a su tamaño.

Además, es importante que esté fabricada de un material transpirable como el algodón. No se aconsejan las de poliéster, ya que dificultan la entrada y salida de oxígeno y pueden provocar un sobrecalentamiento en la zona de la cabeza y del cuello.

Y, dependiendo de la postura en la que suela dormir, puedes escoger un tipo u otro de almohada. Por ejemplo, si duerme boca abajo debes elegir una muy blanda y fina que no mida más de 10 centímetros de alto. Si duerme boca arriba, es mejor una almohada fina que se acomode en la nuca para que el cuello no esté muy flexionado y no le cause dolor (puede ser incluso una almohada tipo mariposa). Y si duerme de lado, lo mejor es escoger una almohada de mayor grosor para que mantenga la cabeza y la columna alineadas y evite dolores de cuello y espalda. Si cambia mucho de postura se recomienda una almohada de firmeza y grosor intermedios.

Por último, la zona de la cabeza es una de las que más sudan y se manchan a causa del sudor y la saliva, por lo que debes colocarle siempre una funda lavable de tejido suave y transpirable, como el algodón, y cambiarla regularmente.

 


Fuente: Blog EnFamilia de la AEP: "Seguridad en la cuna", https://enfamilia.aeped.es/prevencion/seguridad-en-cuna

Fecha de actualización: 15-10-2021

Redacción: Irene García

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