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Consejos para dormir a tu bebé

Consejos para dormir a tu bebé

Más de un 60% de los bebés españoles de entre 0 y 36 meses presenta problemas para conciliar el sueño durante la noche y uno de cada cuatro no duerme toda la noche de un tirón. A pesar de que durante los primeros meses de vida debe considerarse como algo normal que el bebé no haya adquirido un patrón de sueño regular, lo cierto es que el descanso de los más pequeños es algo que suele preocupar a los padres, y que puede llegar a alterar completamente el ritmo de vida de toda la familia.

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Índice

 

La importancia del sueño

El sueño es esencial en la vida del hombre y afecta tanto al funcionamiento del organismo como a su conducta. Si esto es cierto para cualquier edad, lo es especialmente para los bebés. Así, durante el primer año de vida tras el embarazo y el parto, el niño pasa la mayor parte del tiempo dormido. Este estado, el sueño, es fácilmente reconocible por la ausencia de reactividad al entorno aunque el cerebro muestra una intensa actividad, con un importante impacto en todas las funciones del niño, incluido el desarrollo cognitivo y psicomotor. Cerebro y sueño están íntimamente relacionados y la maduración neurológica se determina y es influida por el sueño.

En las últimas décadas, se ha estudiado con mayor interés la relación entre el sueño del lactante y el nivel de desarrollo mental alcanzado, confirmándose que los niños que duermen correctamente tienen mayor desarrollo mental. Incluso se ha observado que los niños prematuros con una estructura anómala del sueño tienen peor desarrollo intelectual con un año de edad que aquellos niños con un sueño normal. De forma inversa, también se ha observado que los niños con trastornos neurológicos tienen un sueño de peor calidad.

El sueño también influye en el temperamento del niño. El temperamento está determinado genéticamente y por las condiciones del entorno y se define basándose en 9 características: actividad, ritmicidad, apego, adaptabilidad, intensidad, ánimo, capacidad de distracción, persistencia y umbral sensorial.

Existen numerosos estudios que han analizado la relación de los más pequeños con el sueño, encontrándose mayor irritabilidad o “temperamentos difíciles” en aquellos con déficit de sueño. La normalización del patrón de sueño en lactantes provoca también una mayor relación de apego, adaptabilidad y menor capacidad de distracción. Así, la calidad de sueño en nuestros primeros años va a determinar no solamente nuestro desarrollo intelectual, sino nuestro temperamento futuro. Y, por supuesto, nuestra salud. 
 

Consejos para ayudar a dormir a tu bebé

A pesar de los esfuerzos de los padres, no siempre es fácil conseguir que los bebés se queden dormidos ni evitar que se despierten durante la noche. A todos los padres les surgen dudas sobre el descanso de sus bebés, y por eso Dodot, de la mano del Dr. Diego García-Borreguero, Presidente de la Sociedad Española del Sueño, y de Milagros Merino, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española del Sueño, quiere ayudar con algunos consejos prácticos que les ayudarán a adquirir unos buenos hábitos de sueño:

- Hay que sincronizar el ritmo de sueño y vigilia del bebé con el ciclo noche-día: Desde el primer día, es importante ayudarle a distinguir el día de la noche. Durante el día debe haber luz, juegos y ruidos habituales; por la noche la luz debe ser débil y el peque debe permanecer en reposo, sin juegos. Si por la noche se despierta para comer podemos ofrecerle el pecho o biberón encendiendo una luz tenue, y hablando en un tono bajo.

- Los horarios deben ser regulares y el sueño debe estar precedido de actividades rutinarias: Anticiparse a las diferentes actividades del día dará seguridad y tranquilidad al niño. De hecho, casi tres de cada cuatro padres consideran muy útil seguir una rutina para facilitar la conciliación del sueño de su hijo.

- Ponerlo a dormir las siestas siempre aproximadamente a la misma hora y establecer una rutina diaria para dormir por la noche, ayudan al bebé a prepararse para el sueño, algo que es muy importante para su desarrollo. Si cada noche antes de irse a dormir se siguen los mismos pasos (baño, cena y canción de cuna o cuento), los niños estarán más dispuestos a conciliar el sueño. Muchos bebés necesitan un chupete o muñeco para estar más tranquilos a la hora de dormir y este objeto de transición les puede ayudar. Se aconseja que durante el día se siga un mismo horario y que se acueste a los niños entre las 19 y las 21 horas, algo más tarde (no más de 2 horas) en verano. En ningún caso debe ser un momento de lucha o castigo para el pequeño.

- La siesta es un fenómeno normal en niños: Normalmente el bebé realiza una siesta por la mañana y otra por la tarde a partir de los cuatro o cinco meses. A medida que el niño crece, necesita menos siestas y a partir de los 18 meses ya no suele dormir por la mañana. Aunque hasta los tres o cuatro años muchos niños necesitan realizar una siesta al mediodía después de comer, algunos no tienen esta necesidad y no es recomendable obligarles a dormir si ellos no quieren.

- Los despertares nocturnos pueden ser un fenómeno normal en lactantes: Lo más habitual es que los bebés no duerman de forma estable y continuada durante los primeros meses de vida. Es normal que se despierten para comer y pueden despertarse sin llorar, conciliando el sueño espontáneamente. Si se despiertan, se les debe atender siempre y tranquilizarlos; a veces bastará con la presencia de los padres y una caricia, pero otras necesitarán que los cojan en brazos unos minutos para que dejen de llorar y vuelvan a la cuna. Comprueba que no se ha despertado por enfermedad, lactancia o incomodidad. 

- ¿Dormir solo o acompañado?: Durante los primeros cuatro meses de vida, el lactante se despierta más por la noche y se puede optar por poner la cuna en la habitación de los padres. Sin embargo, es recomendable que duerma en su propia habitación a partir de los 6-12 meses. No es aconsejable dormir con los padres en la misma cama.

- Actividad física por la noche: A pesar de lo que a menudo se cree, es recomendable disminuir la actividad física después de cenar para evitar que el niño se acueste nervioso y facilitar la transición hacia la hora de acostarse.


Fuente:

Estudio del Sueño de Dodot

Jové, Rosa (2007), Dormir sin lágrimas, Madrid, Ed. Esfera de los Libros.

Fecha de actualización: 15-09-2021

Redacción: Irene García

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