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¿Cómo saber si mi bebé pasa calor?

¿Cómo saber si mi bebé pasa calor?

En sus primeros meses, el sistema de termorregulación del bebé y su flujo sanguíneo aún no están maduros, suelen calentarse o enfriarse rápidamente, por lo que le resulta más complejo mantener su cuerpo a la temperatura adecuada. Ayudarle a mantenerla es fundamental para evitar posibles resfriados.

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Índice

 

¿Cómo saber si mi bebé tiene calor?

Los recién nacidos tienen una temperatura diferente a la nuestra, por eso es tan importante el contacto piel con piel para comprobar su temperatura; lo mejor es tocarle el cuello y la parte del tórax. La mayoría de los bebés suele tener las manos y los pies fríos, puesto que su circulación sanguínea todavía no está plenamente desarrollada. Esto no significa necesariamente que el bebé tenga frío.

Si le cuesta alimentarse, sus mejillas están coloradas y sus movimientos son apagados, lo más probable es que tenga calor. Si es época de frío, quita una capa de ropa para que alcance la temperatura adecuada; si por el contrario son días de calor, pon a tu pequeño tan solo un bodi y mantén la habitación en la que esté aireada y fresca, sin abusar tampoco de los aires acondicionados, los cuales podrían hacer que la garganta y la nariz del bebé se resequen.

Los bebés que en verano (o en invierno dentro de casa, con la calefacción) van excesivamente abrigados pasan calor, aunque no suden, por lo que se hace difícil percibirlo. Pero precisamente por eso es importante que seamos nosotros los encargados de mantener una temperatura adecuada, porque el sudor sirve para refrescarse y ellos prácticamente carecen de esta función.

La temperatura corporal tanto de bebés como de adultos debe situarse entre los 35º y los 37º C, lo que ocurre es que la actividad física de los bebés suele ser mucho menor que la nuestra, y esto junto al hecho de que su sistema de regulación esté aún inmaduro, hacen que sean más sensibles que nosotros.

Cuando la temperatura corporal del bebé se encuentre entre los 37º y los 37’5º  C significa que tiene “templanza”, es decir, una temperatura más elevada de lo normal, pero que no necesariamente significa que ocurra nada malo, a no ser que muestre síntomas de resfriado. En este caso hay que quitarle un poco de ropa y esperar a que se normalice.

Si al tocar el cuello notas que su nuca está algo sudorosa y tiene las mejillas coloradas, debes quitarle una capa de ropa. Cuando dejemos al bebé en la cuna, es recomendable poner tan solo una capa de ropa. También se recomienda no abrigar en exceso al recién nacido cuando está tomando pecho para que pueda adaptarse con mayor facilidad al nuevo entorno.

Como los bebés recién nacidos aún no pueden comunicarnos cuándo tienen frío o calor, un truco muy efectivo para averiguar si el bebé tiene calor es observar sus gestos. Algunos bebés tienden a cerrar los puños cuando tienen demasiado calor, o su boca tiembla si tienen frío.

Es probable que si el bebé está pasando demasiado calor llore, muchos especialistas aseguran que el llanto de los bebés durante sus primeros días de vida va asociado a esto, y es que durante nueve meses los bebés estuvieron bajo el calor que les proporcionó el vientre, por lo que, al salir de este entorno tan calentito, son muy susceptibles a las temperaturas del mundo real y sus cambios. Puede ocurrir también que por el contrario se encuentre apático y parezca agotado o aletargado. Es por esto que hay que estar atentos para ponerlo inmediatamente en una habitación fresca, quitarle ropa, darle líquidos o abanicarle suavemente para refrescarlo.
 

¿Cómo vestir al bebé para que no tenga calor?

En lugar de una sola prenda de mucho abrigo, conviene vestirle con varias prendas de menor grosor. Entre ellas se formarán capas aislantes y el bebé se sentirá más arropado. De este modo, si la temperatura sube, se le podrá quitar una de las prendas sin tener que cambiarle toda la ropa.

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Cuando hace calor, es preferible vestir al bebé con prendas de algodón que compensen las variaciones de temperatura.

Para refrescarle, puedes utilizar una toallita húmeda y pasársela por los brazos y las piernas o darle un baño de agua fresca (sin llegar a ser fría).

En los días de verano, coloca la cuna en el lugar más fresco de la casa. Y, si es posible, en los días más calurosos, evita las mochilas portabebés ya que el bebé viaja muy pegado al cuerpo de la madre o el padre, el cual desprende mucho calor.

A la hora de vestirle, evita bodis o camisetas interiores, que al ir ajustadas al cuerpo dan más calor. Normalmente, recuperará su actividad habitual en cuanto se refresque. Si no fuera así, habría que acudir al centro médico más cercano. Y, aunque se recupere, no hemos de olvidar consultar al pediatra esta situación, sobre todo si se repite con frecuencia, para que descarte otros problemas.


Fuente: Ajram, Dr. Jamil, Tarés, Dra. Rosa María (2005), El primer año de tu hijo, Barcelona, Ed. Planeta.

Fecha de actualización: 13-10-2021

Redacción: Cristina Rodríguez

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