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Bebé rechaza las caricias

Bebé rechaza las caricias

El comportamiento y las emociones de los bebés pueden confundir a veces a los progenitores, sobre todo a aquellos que no tienen experiencia previa, es decir, a los papás y mamás primerizos. Los llantos, las risas y las caras de desagrado pueden ser una manera clara de guiar a los padres y a las madres en algunas ocasiones, pero a veces los bebés también rechazan gestos como las caricias y no parece tener una explicación clara.

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Índice

 

Emociones prenatales

Casi desde el momento de la concepción los bebés necesitan el cuidado y el cariño de sus padres para poder crecer y desarrollarse de manera adecuada. Cuando están dentro del vientre materno escuchan las palabras de cariño de sus progenitores, lo cual puede hacer que sientan emociones y, por ejemplo, puede ayudar a que sientan calma y tranquilidad.

Las emociones prenatales son procesos internos que se producen por una combinación de diferentes cambios químicos que ocurren en el cuerpo de la madre y que, a través del torrente sanguíneo, llegan a la placenta y pasan por el cordón umbilical al bebé. Cuando se generan endorfinas, que son las hormonas de la felicidad, estas llegan al bebé, pero cuando se siente estrés y angustia se producen las hormonas catecolaminas.

En este sentido se ha demostrado que la relación y las emociones que se le transmitieron al pequeño cuando estaba en el vientre materno van de la mano con el apego que tendrá con sus progenitores después. Este recordará las sensaciones que tuvo y las relacionará con la seguridad y el cariño que siente al estar con su madre y también con su padre.
 

¿Cómo son las emociones al nacer?

Los recién nacidos tienen emociones relacionadas con sus necesidades más básicas, es decir, con el hambre, el sueño, el calor o el frío, o con la necesidad de contacto con una figura que le difunda protección. A medida que van creciendo estas emociones se vuelven más complejas ya que cada vez van siendo más capaces de sentir otro tipo de necesidades.

Los besos y las caricias son de gran agrado para los más pequeños, aunque algunos no siempre las acogen con tanta ilusión. Hay niños y niñas más mimosos que otros, lo cual no significa que quieran más o menos a sus padres, sino que simplemente es algo que está en su carácter. En estos casos los progenitores no deben ser igual de despegados que sus hijos, al contrario, deben seguir demostrándoles cariño y amor siempre. Además, estos pequeños tienden a vivir menos sensaciones táctiles, y progenitores tienen que compensarlo de otra manera:

- Estimular su tacto a través de las emociones y las risas.

- Alentarlos a jugar con juguetes de diversas texturas como bloques de manera, libros de tela, etc.

- Dejar que algunas veces coman con las manos o se pringuen de pintura o arena.

Jugar a juegos de cosquillas o de “lucha”.

- No achucharlos ni agobiarlos si no quieren, pero decirles todos los días lo que uno le quiere o lo encantador o encantadora que es.

Durante los primeros dos años de vida del pequeño su desarrollo psíquico es fundamental e importante. Su comportamiento se regirá por las experiencias tempranas que haya vivido y las figuras de apego con las que haya ido creciendo, así como la relación que haya tenido con ellas.
 

¿Por qué mi bebé no quiere caricias?

También hay que tener en cuenta que durante esta primera etapa de desarrollo del comportamiento muchos pequeños utilizan este tipo de conductas, como no querer caricias, para llamar la atención de los adultos. Esto sería bastante común y es una parte, además, de su aprendizaje. En estos casos se aconseja que los progenitores no muestren atención cuando se comportan así y, en cambio, reforzar las conductas positivas y cariñosas. Está comprobado que las conductas que se refuerzan tienden a repetirse a lo largo del tiempo por lo que sí se le da importancia al cariño y a las muestras de afecto, es muy probable que los niños lo comiencen a mostrar más a menudo.

Asimismo, también se deben tener en cuenta los instintos más básicos y animales. Por lo general, los niños suelen ser francos a la hora de comportarse, así que quizás un olor fuerte a tabaco o un perfume que no les guste pueden generar también rechazo hacia esa persona determinada. Otras acciones que pueden resultarles desagradables son los besos sonoros o los achuchones excesivos. En estos casos hay que ser observador para descubrir las razones de su rechazo y resolverlas.

La cuestión es que los padres no deben preocuparse en exceso ya que cada niño muestra un temperamento diferente. Además, los progenitores son los ejemplos a seguir de sus hijos, tanto física como emocionalmente, por lo que si no tienen unos padres muy cariñosos probablemente ellos tampoco se comportarán así ahora, y en el futuro tampoco.

A partir de los dos años se observará un cambio sustancial en su comportamiento. Pero hasta que llegue ese momento lo más recomendable es seguir con la educación emocional que se le esté dando en casa y mostrar cariño y apoyo todo el tiempo.


Fuentes: Asociación Española de Pediatría y especialistas en psicología infantil a través de Doctoralia.

 

Fecha de actualización: 18-10-2021

Redacción: Andrea Rivero

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