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¿Puede un niño comer marisco?

¿Puede un niño comer marisco?

A los dos años los pequeños ya podrán comer prácticamente de todo y será la edad indicada para empezar a introducir el marisco, aunque siempre con precaución y tras consultar al pediatra.

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Introducción tardía y con cuidado de los mariscos en la alimentación del bebé

No hay unanimidad sobre la edad idónea de introducir los mariscos en la dieta de los niños ya  al ser alimentos propensos a causar alergias (a cualquier edad), algunos expertos recomiendan esperar hasta mínimo los dos años, siempre previa consulta del pediatra y si ninguno de los padres son alérgicos, aunque se puede empezar a dar marisco a los bebés desde los 12 meses.

Sin embargo algunas asociaciones de pediatría y medicina, como la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, afirma que es mejor no no retrasar la introducción en la dieta de alimentos potencialmente alérgicos, como el marisco, pues esto podría aumentar el riesgo de alergias futuras.

En general, los maricos no aportan valores nutricionales especiales que no puedan ser sustituidos por otros alimentos más recomendables, por lo que no hay problema en retrasar su introducción en la dieta infantil. No pasa lo mismo con el pescado, a partir de los 6 meses es importante que forme parte del menú de los bebés. 

Además hay que tener en cuenta que ciertos mariscos como gambas, langostinos, cangrejos, centollos y similar contienen cadmio en sus vísceras, localizada en algunas ocasiones bajo el caparazón del cuerpo y en otras en sus cabezas, por lo que es mejor evitar este tipo de marisco en menores de tres años ya que el cadmio tiende a acumularse en el organismo, principalmente en el hígado y riñón, durante un tiempo estimado de 10-30 años. El cadmio es tóxico para el riñón, acumulándose principalmente en los túbulos proximales, pudiendo causar disfunción renal.

Por otro lado, tanto algunos mariscos contienen imprtantes cantidades de mercurio como los pescados azules grandes, que pueden afectar a la salud y desarrollo eb la infancia. Por lo que es importante limitar al máximo (o evitar) el consumo de ciertas especies grandes, como bogavante, pez espada o caballa, por ejemplo, y optar por moluscos y mariscos de menor tamaño, como mejillones, almejas, camarones o langostinos.
 

¿Cómo introducir los mariscos?

Lo primero que hay que hacer a la hora de ofrecer marisco a los niños es hacerlo de uno en uno para observar posibles reacciones alérgicas. Una vez le hemos dado a probar uno, habrá que esperar al menos tres días para observar si lo acepta bien. Si es que sí, podemos probar con el siguiente. Si desarrolla alguna alergia después de haber comido salpicón o paella no podremos deducir cuál de los mariscos le ha sentado mal, por eso debe comerlos gradualmente.

Las posibles síntomas de una reacción alérgica al marisco incluyen picazón en la piel, hinchazón de la boca o la cara, tos, problemas para respirar, congestión nasal, náuseas o vómitos. 

Todos los mariscos que el niño vaya a probar deben ir muy bien cocidos, los pescados crudos pueden contagiar enfermedades o producir intoxicaciones por la bacteria annisaki. A la hora de ir a la compra, debemos escoger un sitio de confianza que reúna las condiciones de conservación adecuadas, el marisco en mal estado puede ser muy perjudicial en niños.   

Pulpo, calamares y sepia son muy fibrosos y difíciles de masticar así que es recomendable dárselo a niños mayores y siempre muy bien troceados. Los niños más pequeños pueden empezar con las gambas, los langostinos, chirlas o mejillones. Al principio lo mejor es dárselos pelados y siempre muy bien cocidos y limpios.

La mejor manera de ofrecerlos es cocidos, al vapor o cocinados al horno. Los fritos se deben dar muy de vez en cuando porque aportan muchas grasas.


Fuente:

AEP

 Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología

Fecha de actualización: 16-04-2021

Redacción: Irene García

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