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¿Cuándo un bebé empieza a comer frutas?

¿Cuándo un bebé empieza a comer frutas?

Todo el mundo sabe que las frutas son parte fundamental de la dieta diaria de las personas. Desde pequeños se intenta inculcar su consumo ya que son una fuente inmensa de vitaminas, minerales, fibra, fitoquímicos y agua orgánica entre otros. Este alimento tan nutritivo y beneficioso se comienza a introducir en la dieta del bebé al mismo tiempo que se comienza con la alimentación complementaria.

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Índice

 

Beneficios de las frutas

En los adultos se recomienda una ingesta diaria de 3 raciones de fruta al día para que el cuerpo absorba todos los beneficios que aporta. Cada uno de los diferentes tipos tiene cualidades y ventajas diferentes lo cual conlleva a que sea necesario variar el consumo para poder asimilar los beneficios nutricionales de todas. Por ejemplo, las manzanas favorecen la eliminación del colesterol en sangre, la papaya acelera el proceso digestivo, las fresas calman la artritis y los plátanos cuidan el corazón y el sistema nervioso, además de promover el sueño. Combinar las frutar hará que el cuerpo se beneficie de todas sus ventajas.

Las frutas son ricas en vitamina A y C que ayudan al sistema inmunitario, al desarrollo de los huesos y dientes, favorecen la absorción de hierro y son antioxidantes. Los minerales que poseen, mayormente magnesio y potasio, favorecen el funcionamiento del intestino, los músculos y los nervios y son un reforzamiento contra enfermedades degenerativas. Además, de que son necesarios para que funcione la actividad muscular y el sistema nervioso. Asimismo, su contenido en fibra favorece el tránsito intestinal y evita el estreñimiento, también ayuda a prevenir enfermedades crónicas del tracto digestivo. Por último, la fruta está compuesta por un 90% de agua lo que contribuye a hidratar al organismo.
 

¿Cuándo empezar a dar frutas al bebé?

Aunque muchos padres puedan pensar que las frutas al ser tan enriquecedoras se pueden dar a los más pequeños desde que comienzan con la ingesta de alimentos sólidos tras el embarazo y la leche materna esto no es así. Hay que tener en cuenta que no todas las pueden tomar desde un principio debido a sus componentes y, por ello, hay que seguir las especificaciones del pediatra e ir poco a poco. Además, los progenitores deben comprender que el sistema digestivo de su hijo no está maduro del todo tras la lactancia materna o no y que hay que ir despacio y con cautela a la hora de ir ofreciéndole alimentos.

La mejor opción para comenzar a darle frutas a los niños y niñas es empezar por aquellas que son de fácil digestión y que no sean alergénicas. Las peras, los plátanos o las naranjas son una buena opción para esta primera toma de contacto. De igual modo, para ofrecerles estos alimentos al principio se recomienda que sea en forma de puré para que se acostumbre al sabor y pueda tragar con facilidad, aunque también se pueden ir dando en trozos pequeños. 
 

¿Cómo ofrecer la fruta al bebé?

La Asociación Española de Pediatría (AEPED) recomienda que toda la variedad de frutas y de verduras se introduzcan de manera progresiva en la alimentación del pequeño. Se pueden ir ofreciendo en las comidas diarias e ir variando su forma de presentación, es decir, darlas trituradas, en pequeños trozos, etc. Es importante tener presente que los gustos por los diferentes sabores (salado, dulce, amargo y ácido) se forjan a edades tempranas. Esto quiere decir que, si desde que son pequeños se les acostumbra a los distintos sabores, como algunos ácidos de la fruta, los consumirán más a menudo a lo largo de su vida.

El consumo de frutas enteras se puede comenzar a partir de los 6 meses de vida y es lo más aconsejable al principio. Los zumos no aportan ningún valor nutricional con respecto a la pieza natural, además, pueden contribuir a la ganancia inadecuada de peso y a la aparición de caries. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud recomienda limitar el consumo de bebidas azucaradas, batidos o zumos de frutas comerciales debido a su alto contenido en azúcares, sobre todo en niños menores de 2 años.

La consistencia con la que se deben ofrecer estos alimentos debe ir en aumento progresivamente. Se aconseja comenzar con texturas grumosas y semisólidas cuanto antes, entre los 8 y 9 meses de vida como muy tarde. Se ha comprobado que los niños que comenzaron a ingerir este tipo de texturas más allá de los 9 meses presentaron problemas de de alimentación a largo plazo y un escaso consumo de frutas y verduras. 

Asimismo, existen ciertas normas de seguridad que recomienda la AEPED para evitar y prevenir atragantamientos. El bebé debe encontrarse en una posición erguida y bien sentado, en ningún caso recostado. También se aconseja mantener al pequeño vigilado en todo momento mientras está comiendo. Además, no se deben ofrecer comidas con alto riesgo de atragantamiento como pueden ser los frutos secos, uvas enteras u otras frutas duras como la manzana.

 


Fuentes: Asociación Española de Pediatría

 

Fecha de actualización: 22-04-2021

Redacción: Andrea Rivero

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