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¿Cuándo un bebé come de todo?

¿Cuándo un bebé come de todo?

A partir del año, es decir, en torno a su primer cumpleaños, los niños deberían comenzar ya a comer sus menús sin triturar porque a esta edad tienen la capacidad para masticar trozos y comer prácticamente la misma comida que el resto de la familia, aunque habrá alimentos para los que se deberá esperar, al menos, hasta los tres años.

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Índice

 

¿Cuándo introducir la alimentación complementaria?

Hacia el año de vida se puede empezar a introducir la alimentación complementaria con cautela ya que normalmente a esta edad existe peligro de atragantamiento, especialmente con los alimentos duros, resbaladizos y pequeños como, por ejemplo, los frutos secos, las aceitunas, las cerezas, etc.

Por ello, habrá que evitarlos y, sobre todo, tener en cuenta que jamás se deberá dejar al niño solo cuando esté comiendo. Además, es absolutamente normal que se atragante de vez en cuando porque está aprendiendo a masticar y a tragar de manera diferente. Por ello, es fundamental estar pendiente y ayudarle en caso de ser necesario.

La introducción de la alimentación complementaria (AC) será a partir de los seis meses por norma general, aunque desde la Asociación Española de Pediatría se aconseje seguir con la leche materna al menos hasta que el bebé cumpla los dos años. Pero ¿por qué consideran importante esperar hasta los seis meses para comenzar con la AC? Porque para poder ingerir diferentes alimentos a la leche es conveniente que el organismo tenga la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune. Se considera, además, que un bebé está preparado cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos.

Como cualquier otro hito del desarrollo, no todos los niños lo van a adquirir al mismo tiempo, pero generalmente los cambios suelen venir en torno al sexto mes. ¿Qué se requiere para dar comienzo a este tipo de alimentación?

- presentar un interés activo por la comida

- la desaparición del reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua)

- ser capaz de coger comida con la mano y llevarla a la boca

- mantener la postura de sedestación con apoyo

La alimentación complementaria (AC) se considera un proceso por el cual se van ofreciendo al lactante diferentes alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna o de una fórmula infantil como complemento y no como sustitución de esta.

No obstante, se ha postulado que, al compartir la mesa familiar, los lactantes pueden llegar a estar expuestos constantemente a una dieta poco sana. Independientemente, además, del método que se utilice, la presencia de alimentos poco sanos en el hogar predispone a su consumo por el niño. Hay familias, además, que aprovechan el momento de la introducción de la AC para revisar la alimentación y mejorarla. Es adecuado también informar a los padres de qué tipo de alimentos no son recomendables.


¿Qué pasa cuando se introduce demasiado pronto?

La introducción precoz de la AC puede conllevar riesgos a corto y largo plazo. A corto plazo, por ejemplo, podría existir posibilidad de atragantamiento, un aumento en gastroenteritis agudas e infecciones del tracto respiratorio superior, una interferencia con la biodisponibilidad de hierro y zinc de la leche materna, e incluso una posible sustitución de tomas de leche por otros alimentos menos nutritivos. A largo plazo, por el contrario, un mayor riesgo de obesidad, un mayor riesgo de eccema atópico, de diabetes mellitus tipo 1, y también una mayor tasa de destete precoz con los riesgos añadidos que esto conlleva.

 

¿Y si el bebé come demasiado?

Vuestro bebé solía comer normalmente bien durante la lactancia materna. Sin embargo, desde que comenzasteis a introducir los alimentos sólidos en su dieta la cosa ha cambiado. De hecho, desde que comenzó con la alimentación complementaria come mucho o, al menos, es la sensación que ambos tenéis. Es posible que esto se deba, por ejemplo, a que sus necesidades energéticas aumentan ya que este periodo suele coincidir bastante con el desarrollo de la motricidad como andar, gatear, correr… El bebé, por tanto, se mueve más lo que implica que necesita comer más.

Recordad, no obstante, que lo más importante a tener en cuenta es que mientras el crecimiento sea regular no habrá problema. Eso sí, si vuestro bebé comienza a engordar mucho o pasa, por ejemplo, de un percentil 30 a un 90 lo mejor será que lo consultéis con el pediatra. Además, tened en cuenta también que la dieta ha de estar siempre basada en alimentos nutritivos y variados como las verduras, las frutas, las legumbres y los cereales. Si de estos alimentos vuestro bebé come mucho, estupendo, pero si siempre está comiendo muchos fritos, dulces y salados su alimentación, además de ser deficiente, también podrá llegar a producirle obesidad.

 

¿Y si se atraganta el bebé?

Siguiendo unas normas básicas de seguridad no hay diferencias en el riesgo de atragantamiento. A todas las familias independientemente del método utilizado se les debe educar en la prevención de los atragantamientos, aunque siempre hay que tener en cuenta siempre una serie de normas de seguridad de cara a dicha prevención:

- para comer el bebé debe estar erguido, pero nunca recostado. Ha de estar sentado en su trona o en su defecto en el regazo de su cuidador.

- nunca se puede dejar al bebé que está comiendo sin supervisión.

- no se deben ofrecer comidas con alto riesgo de atragantamiento como los frutos secos enteros, las palomitas de maíz, las uvas enteras o las salchichas cortadas de manera transversal. Habrá que evitar también algunos vegetales y frutas duros como la manzana o la zanahoria cruda.

Algunos pediatras señalan que el riesgo de atragantamiento o asfixia en niños pequeños es una de una de las grandes preocupaciones de los padres y las madres que tienen bebés, pero han de tener en cuenta siempre que, aunque se trata, como sabemos, de un peligro real, solamente ocurre con alimentos pequeños y duros como la zanahoria cruda, los frutos secos enteros, los caramelos o las manzanas. Todos estos alimentos, por tanto, han de ofrecerse a los bebés a partir de los tres años, que será cuando ya sí puedan comer de todo. Entonces, ¿qué alimentos utilizar y con qué secuencia?

Las pautas varían mucho entre regiones y culturas. No se deben dar “instrucciones” rígidas. No hay alimentos mejores que otros, pero lo cierto es que sí se recomienda ofrecer de manera prioritaria alimentos ricos en hierro y zinc. También se considera importante introducir los alimentos de uno en uno con intervalos de unos días para observar la tolerancia y la aceptación y no añadirles sal, azúcar ni edulcorantes con el objetivo de que el bebé se pueda acostumbrar a los sabores naturales de los alimentos.

¿Y vuestro bebé? ¿Ya come de todo?
 

 


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